El "desafío" de ayer no era demasiado difícil (los ha habido más raros por aquí) y, efectivamente, como respondió Charlie en este comentario, el dibujante Darick Robertson se había basado en el cuadro "Nighthawks", pintado por Edward Hopper en 1942 (Haz click en la imagen para ampliarla):
Te repito aquí la viñeta de ayer, para que puedas comparar (También se puede ampliar):
Todo esto es muy curioso, pero la cosa no daría más de sí, si no fuera porque Veva (La misma a la que yo no quería dejar participar en el "desafío", porque es fan de este pintor), en otro comentario me descubrió la interesante página de su amigo Bart, que está integramente dedicada a hacer "juegos" sobre este cuadro, como este:
Para ver este y otros muchos montajes más sobre este cuadro (que a mí me han encantado), te recomiendo que te pases por ¡Toma Hopper!, una forma muy original de usar el formato blog.
El Kata que, como ya te dije, es mi Maestro Sensei en el asunto este del comic americano, debe estar a punto hacerme barrer el templo friki con una pluma de garza, porque tengo bastante abandonada mi educación comiquera.
Para aplacar un poco su justa furia, aquí va un breve comentario de Transmetropolitan, otra de las series que me ha prestado.
De ambientación futurista, Transmetropolitan es la hsitoria de Spider Jerusalem, el tipo de la viñeta de abajo (¿A que las gafas que lleva molan?):
Spider Jerusalem es feo, antipático, malencarado, desagradable, políticamente incorrecto, sucio, drogadicto, malhablado, despreciable, blasfemo, violento...
Y, además, es periodista.
Concretamente, seguidor de ese tipo de periodismo-denuncia que escupe la realidad a la cara y enfrenta a sus lectores a las contradicciones de su sociedad y a las maquinaciones de quienes los gobiernan.
Su obsesión enfermiza por la Verdad con mayúsculas (y la necesidad de pagar sus deudas, dicho sea de paso) le hará cobatir, por medio de "Odio todo esto", su incendiaria columna en el periódico "La Palabra", con todas y cada una de las sucias autoridades de la ciudad, desde la brutal polícia, pasando por todas las sectas religiosas que jamás imaginó el estafador más capacitado, hasta acabar enfrentado al mismísimo presidente de los Estados Unidos, un tipo corrupto y psicópata donde los haya.
La serie (de sesenta números) se desvía en ocasiones por otras historias, y eso, a mi modo de ver, le dá más interés además de ayudar a captar mejor la ambientación (que es bastante compleja).
Las oscuras y recargadas viñetas de Darick Robertson se amoldan perfectamente a un guión Ciberpunk decadente de Warren Ellis. En mi opinión, sus detalles sugieren muy bién el entorno cultural, social y tecnológico de la historia.
Robertson se permite algunos guiños al lector, y aquí va un ejemplo-desafío:
¿Donde se ha "inspirado" para la viñeta de arriba? La primera persona que responda tendrá como premio la enorme satisfacción de ser la primera persona que lo ha respondido.
Para que te hagas una idea de la clase de "literatura" que escribe Spider Jerusalem, aquí tienes un fragmento de su prosa (que le he copiado a Asco de vida: Su post sobre Transmetropolitan es bastante mejor que este).
¿Has querido pegar fuego en la cabeza de alguien sólo para ver qué aspecto tenía? ¿Te has parado en la calle y has pensado: podría volver ciega a esa monja sólo con darle un beso? ¿Nunca has trazado planes para coser juntos bebés y gatos callejeros para crear un Nuevo Humano Perfecto? ¿Te has alzado desnudo y rodeado de gente que desea tu esperma resplandeciente, chorreando incienso, soma y testosterona por todos los poros?
Si la respuesta es sí, entonces eres el cabrón que me robó las drogas el viernes por la noche. Y te encontraré. Oh, sí.
Sí, un tipo encantador.
Exacto: Hoy es el último domingo de Marzo.
Desde que, en Enero, comenzé estos deplegables usándome a mí mismo como modelo, estabas esperando a ver si salía, por fín, un tipo que sí fuera atractivo.
Y, com ves, ese momento ha llegado.
Con su primer post (y tras un intento anterior abandonado por las complejidades del WordPress) el amigo Morpheus acaba de arribar a las costas del bloguerío y, en mi opinión, salir como "Chico Psicobyte" de este mes tampoco es tan mala presentación, después de todo.
Hoy es domingo. Y los domingos no hay posts, que son para el asueto.
(La chica de la izquierda es obra de Mónica)
Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oir.
A veces ocurre que hablas con alguien que sostiene opiniones totalmente ridículas y absurdas (Y no, no hablo de ser del Real Madrid o del Barça), y te ves tentado a discutir con él, a explicarle su error.
En mi opinión, mormalmente, suele ser una mala idea. Si alguien no ve lo evidente, es que no quiere ver lo evidente.
Permíteme que ilustre esto con un ejemplo.
Sitúate mentalmente en el año 1870.
Inglaterra era la mayor potencia marítima y sus barcos circunavegaban el planeta de modo regular, tarea que había facilitado bastante la reciente apertura del canal de Suez. Jules Verne hacía poco que había publicado sus 20.000 leguas de viaje submarino.
Pese a la fidelidad de los ingleses a su viejo sistema de medidas, hacía ya casi cién años que se había definido al metro como la diezmillonésima parte de un cuadrante de un meridiano de la Tierra.
Lo último que esperaría nadie razonable es que, en ese año, el periódico inglés "The Field" publicase un par de cartas en las que un hombre llamado Jonh Hampden ofrecía un premio de 500 Libras esterlinas (un buén dinero) a quén fuese capaz de demostrar que la tierra no era plana.
Sí, has leído bién.
Hampden afirmaba que la tierra era plana como una mesa, y que nadie sería capaz de demostrar lo contrario y embolsarse el premio.
Hampden no era un fanático solitario salido de ninguna parte. Contaba con el apoyo de una especie de sociedad astronómica llamada "Sociedad Universal Zetética".
En 1849, y bajo el pseudónimo de "Parallax", Samuel Birley Rowbotham había escrito un pequeño libro de dieciseis páginas titulado, al ampuloso y grandilocuente modo de la época "Zetetic Astronomy: A Description of Several Experiments which Prove that the Surface of the Sea is a Perfect Plane and that the Earth is Not a Globe!" (Astronimía Zetética: Una descripción de varios experimentos que prueban que la superficie del mar es un plano perfecto y que la tierra no es un globo!)
El panfleto que, en ediciones posteriores, crecería hasta tener casi 450 páginas, se basaba en argumentos bíblicos, teológicos y geométricos (todos ellos bastante discutibles) con los que Samuel Birley Rowbotha pretendía demostrar que la tierra no era una esfera, sino plana, con el polo norte en el centro y el "polo sur" como una inmensa barrera de hielo rodeando la tierra. Para promover esos planteamientos, fundo la "Sociedad Universal Zetética", que, con lecturas públicas de su panfleto pretendía dar a conocer a sus ideas y convencer a los incrédulos.
Podrías pensar que, dado lo ridículo de la propuesta, nadie digno de mención tomó el guante del desafío. Pero, si así hubiese sido, este post quedaría bastante deslucido.
Nada menos que Alfred Russel Wallace, el hombre que que descubrió la misma teoría de la evolución que Darwin de forma independiente, que era un más que competente geólogo, biólogo y geógrafo (En aquellos tiempos, a eso se le llamaba "Naturalista") y que había pasado años en las antípodas cuya posibilidad física negaba Hampden.
Wallace no era muy amigo de meterse en esos berengenales pero, pese a la ayuda económica que había conseguido gracias a su amigo Darwin, no era un tipo demasiado adinerado, y las 500 Libras de la apuesta le vendrían pero que muy bién.
Se había lanzado un desafío y alguien lo había aceptado. Faltaba determinar un lugar para el "duelo", pactar unas normas, y elegir unos "padrinos".
El Old Bedford River es, en ralidad, un canal artifical construído dentro de un sistema mayor para drenar una zona pantanosa de los condados de Cambridgeshire, Lincolnshire y Norfolk, al este de Inglaterra.
Su trazado recto y su cauce lento y tranquilo lo hacían perfecto para el experimento, que estaba basado en uno descrito en el libro de Samuel Birley Rowbotham, y que consistió en lo siguiente:
Sobre uno de los puentes del Old Bedford River, y a una altura cuidadosamente medida sobre la superficie del agua (13 pies y cuatro pulgadas, unos 4.06 metros) se colocaba un "blanco". A seis millas de distancia (unos 9.66 km), y a la misma altura, se situaba un telescopio apuntando a ese blanco. Justo a mitad de camino y a la misma altura estaba situada una "diana".
Como puedes ver en el precioso gráfico de arriba (creado a partir de una ilustración original del libro de Birley), si la tierra resultaba ser plana, las dos marcas y el telescopio deberían estar alineadas (y, desde este, la más cercana taparía la visión de la del puente). Si la superficie de la tierra era efectivamente curva, la diana central debería aparecer, vista desde el telescopio, más alta que la del puente.
El 5 de Marzo de 1870 se reunieron junto al Old Bedford River los caballeros John Hampden, Alfred Wallace, William Carpenter (testigo por parte de Hampden), M. W. B. Coulcher (testigo por parte de Wallace) y J. H. Walsh, editor del periódico "The Field" y árbitro acordado para el desafío.
El experimento, en la práctica, no es tan fácil como en la teoría. Para evitar susceptibilidades, hay que ser extremadamente cuidadoso en las mediciones de las alturas y posiciones de las dianas y el telescopio. Hay que tener suerte con las condiciones de visibilidad, y tener en cuenta cosas tales como la refracción de la luz causada por la atmósfera, que es notable en una distancia de seis millas, y varía según la hora del día y las condiciones atmotsféricas.
En cualquier caso, la imagen debe haber sido memorable: Cinco caballeros victorianos elegantemente vestidos, en medio de la campiña inglesa, mirando por un telescopio al horizonte y discutiendo sobre distancias, geometría y refracción.
El resultado del experiemento fué el predecible: La diana central apareciá elevada sobre la visual telescopio-puente unos cinco pies y medio (1.68 m.), dándole la razón a Wallace.
Walsh determinó que que la curvatura terrestre estaba demostrada, y entregó el dinero a Wallace, el ganador.
Si esto fuera un guión cimematográfico, la cosa acabaría más o menos aquí. Wallace se va con su premio a casa henchido de orgullo y Hampden se marcha algo cabreado (quizás mordiendo el ala de su sombrero), pero algo menos terraplanista que antes.
Pero la vida real es algo más retorcida que las películas.
Durante los años siguientes, un furioso Hampden acosaría a Wallace y su familia a través de todos los medios, incluídos los legales, acusandole de hacer trampas.
En 1976 la cosa acabó en los tribunales que, sin querer enfangarse en asuntos como la forma de la tierra o la veracidad del experimento y sus resultados, determinaron que los desafíos de ese estilo no tenían validez legal.
Pero esto no calmó a Hampden, que siguió acusando y amenazando a Wallace, y pasó varias veces por los tribunales, y por prisón, acusado por difamación.
Al parecer, Alfred Russel Wallace se arrepintió durante el resto de su vida de haber participado en el experimento del Old Bedford River.
Quizás te preguntes qué pasó con los terraplanistas.
Contra todo pronóstico Universal Zetetic Society continuó sin cambios hasta el año 1956, cuando cabió su nombre por el de International Flat Earth Society. En torno a los años ochenta (Sí: Me refiero a 1980, no es una errata) había adoptado un cartacter mucho más religioso, y alacanzó una cumbre de unos 4000 socios. Evidentemente, argumentaban que todo el proyecto espacial es una gran estafa.
Al parecer, esta sociedad aún existe.
La foto del Old Bedford River es de la Cambridge Albion Angling Society
El esquema de le experimento está montado a partir de una imagen original del libro "Zetetic Astronomy".
El dibujo de la Tierra Plana pertenece al libro "Zetetic Astronomy".
He sacado todos los datos de Internet. Esta historia se cuenta en multitid de páginas, la mayoría de ellas contradicitorias. En tanto me ha sido posible, he recurrido a las fuentes más cercanas a las originales, como el propio libro de Birley o las cartas de Wallace al periódico "The Field".