Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Flexiputas (2)

Un comentario de JJ al post anterior me ha puesto la mosca detrás de la oreja:

Según Google, ahora mismo hay 70 apariciones de las cadenas "flexiputas flexicuotas".

Definitivamente, Li y yo no somos los únicos pervertidos.

Flexiputas

Li y Psicobyte están en la cama, viendo una película. Durante la publicidad, comienza un anuncio de de una marca de automóviles (no recuerdo cuál):

Li: ¿Qué es lo que ha dicho que llega?

Psicobyte: Las Flexicuotas.

Li: ¡Ah! Me había parecido escuchar Las Flexiputas.

Psicobyte: A mí también.

(Se ve que somos un par de pervertidos)

Sobre la publicidad

Si eres asiduo del bloguerío hispano, sabrás que estas últimas semanas ha estado francamente agitada.

No. No es que el asunto de la Álvaro de Bazán nos haya hecho indignarnos y exigir responsabilidades, nada tan prosaico.

Lo que se ha propagado como una cerilla en un polvorín es el ya viejo (pero no por ello menos fundamental) tema de la publicidad en los blogs.

Veamos, te cuento la historia, más o menos, como yo la he visto:

Campañas

Los de Microsiervos se unen a la campaña Ad-Free Blogs, que reniega de toda publicidad corporativa en los blogs.

Esta renuncia, a la que se ha unido un montón de gente, va en general acompañada de los lógicos enunciados del tipo "los que no ponemos propaganda somos mucho más éticos que los demás".

Lo que ha provocado que algunos que sí tienen publicidad se piquen un poco. Como pjorge que, razonablemente, dice que es muy cómodo no vender tus principios cuando nadie quiere comprártelos.

Esto ha dado lugar a un par de campañas, representadas por un lobo y un conejo respectivamente, al grito de "lo que mola es poner anuncios".

La idea va en la línea de "La propaganda aporta algo, la ponen los que pueden, y ayuda a mantener esto en marcha".

Pero si el ecosistema empezaba a saturarse, la cosa ha ido a más:

Un borrego hipercefálico en tu blog significa que te dá igual hacer propaganda comercial o no hacerla, y un ornitorrinco indica que estás dispuesto a cobrar por no poner publicidad en tu blog.

¿Y qué hacemos aquí?

Personalmente, creo que cada cual puede hacer lo que le de la gana, y hacer una campaña a partir de ello es, quizás, un poco excesivo. Son los respectivos lectores de cada blog los que deben decidir si sus contenidos les parecen influenciados por los anuncios, o si incomodan la lectura. Y son ellos los que harán "uso" de esa publicidad o nó. Cada blog es un mundo y, supongo, no hay una repuesta común para todos.

El caso es que a mí lo de poner publicidad no acaba de convencerme por muchas razones. Una de ellas son los posibles "desacuerdos" entre contenido y publicidad, como este de Tio Petros. Otra es que no sé si me renta.

Pero este blog tiene unos costes (hosting y dominio) que este año me temo que se van a incrementar sensiblemente. Y hace tiempo que me planteo poner anuncios por aquí, a ver si compenso aunque sea una parte del gasto. Siempre acabo echándome atrás y pasando de publicidad, pero lo mismo un día acabo haciéndolo.

Petición de ayuda

Lo que yo quiero hacer ahora es lo que parece que no ha hecho ninguno de los seguidores de estas campañas (ni tienen por qué hacerlo), que es preguntarles a sus lectores (que, despues de todo, son los que "padeceran" esa publicidad).

Aún no he decidido nada (ni tengo prisa por hacerlo) pero ¿Cómo ves tú lo de meter anuncios en este humilde (que no modesto) agujero de la red?

¿Ganaré dinero y conservaré mi integridad?

¿Me venderé al capital si lo hago?

¿Me venderé pero me haré muy rico y no me importará?

Me haré más responsable y aprenderé a escribir?

¿Seguiré igual de pobre pero con un baner incordiando?

¿Te sentirás traicionado y dejarás de leer mis estupideces?

¿Vas a dejar de leer este estúpido blog de todos modos?

Adelante, de verdad que necesito tu ayuda.

Esto no significa que piense poner propaganda por aquí en breve, solamente lo estoy pensando. (Y espero poder pensarlo durante mucho tiempo.)

Ciencia y religion

He recibido varias copias del texto que sigue de amigos y desconocidos que, basándose en cierta semejanza estilística con el post de matrimonio y católicos, pensaban que podría interesarme. Algunos, incluso, me preguntaban si yo era también el autor de este.

No, no soy su autor (aunque me hubiera gustado) ni tengo nada que ver con él. El texto, como suele ocurrir con estas cosas, se ha propagado por toda la red, y se puede encontrar en multitud de blogs. He estado googleando un poco a ver si lo localizaba, y parece que la versión más antigua (de la que copio la que te pongo abajo) está firmada por un tal Jose Mª Rosell Tous (pero no sé si en calidad de autor o de editor), en Rebelion.org (He llegado a él gracias al blog de Akin. Si alguien tiene alguna otra pista, sería muy interesante conocerla).

Somos un grupo de docentes de todos los niveles educativos que estamos muy preocupados por el bajo nivel cultural en nuestra sociedad, los altos índices de fracaso escolar y la proliferación de telebasura.

Para salir de esta situación queremos traspasar los muros de las escuelas, los institutos y las universidades, llevando la cultura y la educación a ámbitos en los que hasta la fecha hemos estado ausentes, en los que nuestra dejadez ha privado a muchos ciudadanos del derecho universal a la cultura.

Como primer paso, queremos llegar a un acuerdo con las autoridades eclesiásticas para que nos cedan un diez por ciento del tiempo de las misas con el fin de que profesores especialistas en las distintas disciplinas puedan llegar más fácilmente a los creyentes mediante breves intervenciones didácticas.

Estamos estudiando cuál sería el momento idóneo para insertar en las misas contenidos científicos y culturales, tal vez inmediatamente después de la consagración o justo antes del padre nuestro.

Está claro que algunos feligreses podrían, con razón, objetar que ellos no tienen porqué aumentar sus conocimientos ni su cultura, ya que acuden a misa con el sólo fin de orar y escuchar la palabra de Dios.

Para solucionar este problema, y aunque pudiera parecer inconstitucional, a la entrada a la Iglesia les haríamos rellenar un formulario para que manifestaran su preferencia por la religión o la cultura.

Una vez identificadas estas personas, podrían abandonar en el momento adecuado la nave principal de la Iglesia y reunirse en las capillas laterales, la cripta o el salón parroquial. Con el fin de evitar agravios, estas personas podrían recibir durante ese rato charlas de carácter no cultural ni educativo pero muy relacionadas con los contenidos que se estén impartiendo en ese momento al resto de los fieles desde el altar.

Por ejemplo, los feligreses que no quieran repasar la tabla periódica, estudiarán los efectos perniciosos de los colorantes alimentarios, los que no quieran hacer ejercicios de educación física podrán ver un documental sobre la obesidad, y los que no quieran repasar los verbos irregulares ingleses podrían estudiar estadísticas sobre la importancia de hablar idiomas en el mundo moderno.

Los obispos nos han adelantado que no habría problema en computar el tiempo de cualquiera de estas actividades como tiempo equiparable al dedicado a escuchar la palabra de Dios, a la oración, a la contemplación, la penitencia o a la caridad y en ningún caso podrá discriminarse el acceso a la salvación eterna a los fieles en razón a sus preferencias religiosas o educativas.

Tampoco han puesto la más mínima objeción a la aparente contradicción derivada de que el contenido de las misas esté basado en la fe y las creencias, en contraste con la naturaleza científica y académica de los contenidos que habitualmente impartimos en las aulas.

En un primer momento, las clases se impartirían sólo durante las misas obligatorias de los domingos y fiestas de guardar, para más adelante extenderse a otros actos religiosos de asistencia no obligatoria como bautizos, bodas, comuniones, funerales, ejercicios espirituales, ordenaciones sacerdotales e incluso ceremonias de canonización o beatificación.

Pero, ¿de dónde saldría el dinero para pagar al profesorado que trabaje los domingos?. Sin duda alguna de los donativos que los fieles depositan en los cepillos, del porcentaje de impuestos destinados al sostenimiento de la Iglesia Católica o, en general, de los presupuestos de la Iglesia.

Para garantizar la calidad de las enseñanzas impartidas, nuestra asociación gestionaría directamente el dinero aportado por la Iglesia y con él contrataría a profesores de sólida formación pedagógica y científica que se encargarían de impartir las clases durante las misas.

Naturalmente, dado el carácter eminentemente laico de las clases, no dudaríamos en despedir fulminantemente a aquellos profesores que no mantuvieran una coherencia laica entre su vida profesional y personal haciendo cosas como casarse por la iglesia, acudir a misa semanalmente o participar en cualquier tipo de actos religiosos.

Finalmente, llevaremos nuestras negociaciones hasta el mismo Vaticano, con cuyas autoridades firmaríamos un Concordato que garantizara la continuidad de nuestra noble tarea docente en las iglesias durante los años venideros.

Ahí queda eso.

Domingo (9)

PinUp de Gil Elvgren

Hoy es domingo. Y los domingos no hay posts, que son para el asueto.

(La chica de la izquierda es obra de Gil Elvgren)

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