En Brno (República Checa), en el edificio de la abadía de Santo Tomás, se encuentra el Muzeum Genetiky y, en su jardín, una estatua.
La efigie representa a un hombre maduro, vestido con hábito monacal (Agustino, por más señas), que mira al frente con la barbilla alta y el gesto relajado de la sabiduría.
Ese hombre es Johan Gregor Mendel.
La historia de esa estatua tiene bastante de simbólico. Permíteme que la use para hablarte del hombre al que representa y, por el camino, sobre la buena y la mala ciencia. El paseo será un poco largo, pero creo que es bastante interesante.
Para comenzar esta historia, vamos a mirar hacia el pasado, a 1865, en esa misma ciudad de Brno (que entonces se llamaba Brünn y pertenecía a Austria).
Gregor Mendel pasea por el jardín del monasterio donde vive y trabaja, observando con atención las plantas de guisante (Pisum sativum) que ha cultivado en él y tomando notas sobre ellas. Durante varios años, esa pequeña plantación ha sido su experimento.
Mendel hace poco que ha presentado ante la Sociedad de Ciencias Naturales de Brno los resultados de sus experimentos, que han tenido una buena acogida. En ellos describe el modo en que los caracteres pasan de padres a hijos. Ha empleado mucho tiempo en esa investigación. Y muchas plantas, trabajo y cuidados. Y, sobre todo, muchas matemáticas.
Primero tuvo que seleccionar cuidadosamente cepas puras para, con ellas, llevar a cabo una serie de cruzamientos, clasificar y contar la descendencia de estos, y calcular con estos datos cómo funciona la herencia de los caracteres.
De sus cálculos, Mendel dedujo sus famosas tres leyes que, esquemáticamente, consisten en lo siguiente:
Las leyes de Mendel representaban la culminación a un debate de siglos: ¿Los rasgos hereditarios se "diluyen" a través de las generaciones? ¿Los de los padres se mezclan en los hijos? ¿Podían permanecer oculto un rasgo durante varias generaciones y luego aparecer de nuevo?
Mendel daba respuesta a estas preguntas y, de paso, ponía la que sería la primera piedra de la moderna genética.
La historia siguiente, innumerables veces repetida, es ampliamente conocida:
Mendel chocó con la incomprensión de su época ya nadie le hizo caso: Un modesto fraile de Brno no era digno de codearse con la élite científica mundial, y sus experimentos y conclusiones fueron condenadas al olvido. Fué un adelantado a su época, pagó por ello con el olvido, y murió siendo un desconocido.
Hasta que, en 1900, los científicos Hugo de Vries, Carl Correns y Eric von Tschermak "redescubrieron" las leyes y, buscando entre la biografía publicada, encontraron el olvidado artículo de Mendel.
Esto me recuerda a los inigualables "Les Luthiers", cuando cuentan la historia de Don Rodrigo Diaz de Carrera, que fundó Caracas...
En pleno centro de Caracas.
"¡Que ya estaba fundada!"
Con proverbial caballerosidad científica, Vries, Correns y Tschermak admitieron la prioridad del difunto monje, que fué rescatado así del anonimato.
La verdad es que la historia tiene "gancho". Al fín y al cabo, los hombres somos unos románticos, y la leyenda del genio incomprendido a quién ningunean los "sabios", muerto en el anonimato para resurgir plenamente reconocido posteriormente, es una tentación demasiado fuerte. Supongo que, por eso, todas las versones tradicionales de este mito van más o menos en esa línea.
Pero, claro, tú que eres de mente preclara y me conoces, ya te habrás imaginado que ahora es cuando yo digo eso de "Pero no fué exactamente así". Acertaste.
Como he comentado al principio, cuando Mendel presentó sus experimentos en la Sociedad de Ciencias Naturales de Brno obtubo una buena acogida. Al año siguiente de esto, su trabajo fué publicado en la revista de la institución que, si bién no tenía demasiada difusión, sí llegó a manos de naturalistas de su época.
Pero las cosas no iban a ser tán fáciles, sobre todo porque las tres leyes de Mendel no son exactamente ciertas.
En particular, la tercera ley, que dice que "los caracteres hereditarios se transmiten independientemente unos de otros", falla.
Como sabemos huy día (pero Mendel no podía saber) los genes se agrupan en cromosomas. Aunque en la meiosis existe una fase en la que se recombinan los cromososmas (entrecruzamiento), en general los que están en un mismo gen se transmiten juntos, lo que dá al traste con la tercera ley.
Por otro lado, Mendel no definió demasiado lo que es un "caracter heredable" y, además, hay muchos caracteres que dependen de varios genes (por ejemplo, el color de la piel humana), para los que las proporciones de Mendel, tal como él las enunció, no son válidas.
Esto es importante y representa un problema más serio de lo que parece: El que, precisamente, caractéres tan "socialmente relevantes" (y entonces aún más que ahora) y tan conspicuos como el color de piel o los rasgos faciales parecieran contradecir sus leyes fué un serio problema.
Pero aún había más.
A pesar de los obstáculos mencionados, Mendel estuvo en contacto epistolar con Carl von Nägeli, una de las principales autoridades en botánica de su época, que se interesó por su trabajo.
Nägeli era una figura respetada y ,si hubiese dado su apoyo al monje, jamás se habría olvidado su trabajo y la historia hubiese sido muy distinta.
Y aquí viene el meollo de la historia.
Nägeli estaba en ese momento trabajando con plantas del género Hieracium, y le sugirió a Mendel que repitiera sus experiementos con ellas.
Mendel lo hizo así, y los reultados fueron desesperanzadores: Mendel había seguido el mismo método riguroso que con sus guisantes, pero Hieracium le desilusionó: No cumplía sus leyes (En concreto, se saltaba la segunda o "de segregación"). En 1868 Mendel publicó sus trabajos con Hieracium, dando cuenta de las diferencias entre sus resultados y los esperados.
No podemos sabwer qué habría ocurrido si Mendel hubiese seguido experimentando con otras plantas, pero podemos suponer que la historia habría sido muy distinta, porque Hieracium es una excepción: Este género tiene la peculiaridad de que puede reproducirse, además de sexualmente, por partenogénesis (¿recuerdas el post del otro día sobre el sexo en la naturaleza?), pero eso Mendel no podía saberlo. Muchas de las plantas que Mendel creía descendientes de dos progenitores, en realidad eran hijas de solo uno de ellos.
Además, el año anterior Mendel acababa de ser elegido abad de su monasterio, y eso le cargó de montañas de trabajo que le impedían dedicarse a la botánica con la misma intensidad que antes.
A partir de entonces, Mendel solo publicó un par de trabajos (de caracter local y nada sobresalientes) de climatología, por lo visto fué un buén abad, y murió (dicen que, en parte, a causa del esfuerzo que requirieron sus investigaciones con Hieracium), prácticamente olvidado, el 6 de enero de 1884.
Pero en en el año 1900 las cosas iban a ser distintas.
Las técnicas de preparado, observación y microscopía habían avanzado tremendamente desde los tiempos de Mendel, había muchos más datos disponibles, los científicos habían observado los cromosomas , y algunos tenían sospechas de que tenían algo que ver con la herencia.
"El campo estaba abonado", como suele decirse, hasta tal punto que tres personas (los mencionados de Vries, Correns y Tschermak), simultáneamente pero de forma independiente, llegaron a las mismas conclusionoes que Mendel.
Y el resto de la historia, más o menos, ya te lo he contado antes.
En 1910 y gracias a la donación voluntaria de biólogos de todo el mundo, se erigió la estatua (del escultor Theodor Charlemont) de la que hablaba al principio de este post.
No me malinterpretes: Nada más lejos de mi intención que quitarle mérito al abad de Brno. Su intuición genial, su paciente trabajo y sus experimentos rigurosos le llevaron a unas conclusiones que solo se "redescubrirían" cincuenta años más tarde y con más datos y medios más avanzados. Pero Mendel no fué, como dice la versión romántica, presa de los prejuicios elitistas de sus coetáneos.
Curiosamente, aquellos que negaron a Mendel se equivocaron, pero por las razones correctas.
Desde la plaza a la que se dió su nombre (Mendlovo námestí), Mendel miraba orgulloso al mundo que antes le había olvidado.
Pero no habían acabado las tribulaciones del pobre abad. Porque, al menos en su propia tierra, Mendel estaba condenado a ser olvidado de nuevo. Y esta vez las razones del olvido serían mucho más estúpidas.
Pero eso te lo contaré mañana.
Es la primera vez que tengo que poner agradecimientos en un post, y lo hago de todo corazón:
Quiero expresar mi agradecimiento por la colaboración del Mendelovo muzeum - Muzeum Genetiky que, generosamente, dedicó parte de su tiempo a responder por correo electrónico a mis absurdas cuestiones (del tipo "¿Quién es el autor de la estatua que teneis en el jardín?").
Y sobre todo agradezco, con todo el cariño, a mi amiga I.L de Praga, que se pusiera en contacto con dicho museo y actuara de traductora e intérprete (porque, como supondrás, no tengo ni idea de checo).
Sin estas ayudas, probablemente no habría escrito este post.
Para quén no esté al tanto de la actualidad española, explicaré que los actuales herederos a la corona esperan, a su vez, un heredero subsidiario. O sease, que tenemos un real feto en el real útero de Doña Letizia.
Salvo que a uno le interese la cosa rosa, o sea un monárquico bastante encendido, el tema no tiene mayor interés que el puramente anecdótico. Los reyes, poco más o menos, se reproducen con el resdto de mamíferos. Pero legislaciones y tradiciones que sobreponen al macho sobre la hembra han hecho que en este caso la atención pública se centre en el sexo del real feto.
En el caso de los monarcas, como en los humanos o la mosca Drosophila, el sexo se determina por los cromosomas sexuales. Las hembras poseen dos cromosomas X, y los machos un cromosoma X y otro más pequeño, el cromosoma Y.
La herencia del sexo en las monarquiás se determina entonces del siguiente modo (que se nombra como "XX-XY" para resumir):
Pero la naturaleza es rica y variada en formas y maneras, y esto de la determinación del sexo no iba a ser distinto.
Las aves, por ejemplo, tienen el sistema diametralmente opuesto. Poseen un par de cromosomas ZW-ZZ (se les llama Z y W para evitar confusiones con los X e Y de otros sistemas), en el que los machos son los que tienen la dotación repetida (ZZ) y las hembras tienen un Z y un W que, como en los machos reales, es más pequeño que su complemento.
¿Mas opciones?
Veamos: En los himenópteros (Hormigas, avispas, abejas) suele darse un sistema XX-X0, llamado "haplo-diploide". No hay cromosoma "masculino": Si tienes dos copias del cromosoma X eres una hembra, Si solo tienes una copia, eres un macho (En realidad, los machos tienen una sola copia de todos los cromosomas, son haploides).
Y otros insectos, como nuestro conocido gusano de seda (Bombyx mori) tienen también el método opuesto Z0-ZZ: Los que tienen dos copias serán machos, y los que tienen una resultarán en hembras.
El dichoso ornitorrinco (Platypus sp.), tan extraño en tantos aspectos, también tienen que dar la nota para esto de los cromosomas sexuales: Machos y hembras tienen una dotación de ¡diez! cromosomas sexuales (XXXXXXXXXX-XYXYXYXYXY). Y no solo eso: Partes de algunos de estos cromosomas son sospechosamente parecidos a los que forman parte del complejo ZW-ZZ de las aves.
Pero no todo es genética en la naturaleza. Hay animales para los que el sexo no es cuestión de genes.
En los reptiles suele ser la temperatura a la que se incuban los huevos la que determina el sexo del animal. temperaturas menores darán lugar a hembras, y si te incubaste com más calor, serás un macho. Las hembras sois tan frías...
Otros animales prefieren no tomarse el trabajo de decidir su sexo. El hermafroditismo mola: Algunos gusanos marinos (Poliquetos), nacen siempre machos. Cuando crezcan se convertirán en hembras. El sexo es para ellos una cuestión de edad (Hermafroditismo secuencial). Los machos son todos unos inmaduros.
Bonellia viridis, otro gusano marino, ha optado por el método más cómodo: Nace asexuado y sale a ver mundo. Si no encuentra ninguna hembra se convierte en una. Pero si encuentra una, se refugia en su interior y se desarrolla como un macho endosimbionte. El concepto del Giggoló llevado a su estremo.
Muchos caracoles y babosas ni siquiera hacen esto: Son, simultaneamente, macho y hembra (Hermafroditismo simultáneo). En algunas especies resultan ser unos pequeños bisexuales libertinos bastante completos: Cuando dos de estos caracoles se abrazan lúbrica y apasionadamente, se inseminan mutamente. Eso es igualdad de sexos y lo demás son tonterías.
Otras especies pueden superar incluso esto ¿Que pasa si no encuentras pareja? No importa, siempre te queda reproducirte asexualmente (partenogénesis): La Inmaculada Concepción en versión gasterópodo.
O puedes, como la tenia (Tenia solium), que es hermafrodita, reprodicirte sexualmente, pero sin compañero: Te autofecundas, y en paz. El incesto definitivo.
Existe el sorprendente caso de un escarabajo, Xyleborus ferrugineus, que necesita de l ayuda de una bacteria (Wolbachia sp.) que vive en su interior : Los huevos fecundados normalmente por un macho serán hembras, aquellos que "fecunde" (Es un decir, en ralidad se debería hablar de "activar") la bacteria, nacerán machos.
Y hay incluso más formas, pero creo que con esto ya te haces una idea batante clara.
No, si después de todo podemos darnos por afortunados. El feto real, simplemente, tiene un 50% de posibilidades de nacer de cada sexo. Podría haber sido más complicado...
Feria del libro en Granada, y, como ya estaba convenientemente avisado, presentación del libro "Nuevos Cuentos del Alambre".
Autores leyendo cuentos (si llegan a leer un par más, agotan el libro) y posterior firma de ejemplares (El Ark "robó" una firma de JJ).
Después del evento, y como los autores se estaban poniendo aburridos con las fotos para la prensa y eso, estuve dando una vuelta por allí, a ver qué había.
Al pasar por el puestecillo de los batracios me encontré con Carlos Hernández, el mundialmente conocido dibujante de Chucky y Orceman, que estaba allí al pié del cañón intentando vender "tebeillos" a todo el que se acercaba.
Psico: ¿Como va el negocio?
C.H: Hola. Aquí estamos, batiendo records de ventas.
Psico: ¿Quién vende más? ¿Chucky o el Niño Gilipollas?
C.H: (sin un instante de duda) El Niño Gilipollas.
Psico: (intentado dar algo de consuelo): Eso es porque el JAB tiene más promoción: Sale en internet, tiene blog, web...
De modo que, para echar una mano (y compensar), voy a hacer un poco de promoción (Ya, ya sé que este blog no es el del Arkangel, pero de algo servirá, digo yo...):
En esta nueva (y emocionante, claro) entrega Chucky, huyendo del Servicio Militar Obligatrio, tiene un accidente y muere (No, no te he jodido el final de la historia. Eso es el principio, de verdad).
Ironías del destino:
El Chucky dibujado está "inspirado" en un Chucky real que no está muerto y que, por decirlo suavemente, no huyó del Servicio Militar, precisamente.
Resumiendo, que te compres tu ejemplar de Chucky's back, a ver si sacamos al pájaro de la miseria.
O, si tienes dudas, haz como hice yo: Cómprate uno del Niño Gilipollas y otro del Chucky, y así el Carlos y el JAB se pueden invitar a una birrilla, alguna vez.
Dejo este texto como mensaje al futuro. Quizás un día, cuando los supervivientes intenten descubrir qué ocurrió con nuestra civilización, encuentren en este post las pistas necesarias.
Roguemos por que ellos no cometan nuestros mismo errores.
No sé cuando empezó realmente esta amenaza para el futuro de la humanidad, pero parece que durante las décadas 60 y 70 la música de ascensor ya estaba extendida por todo occidente (no sabría decirlo con seguridad, pero sospecho que el mundo comunista tenía algun horror parecido).
No creo que se tratase de un complot internacional, ni de ningún tipo de conspiración desconocida. Más bién tengo la sensación de que se trató de un terrible error, del que ya estamos sufriendo las consecuencias.
Verás: Alguna mente enajenada, salida de los más profundos y aterradores pozos del marketing, concibió un absurdo argumento según el cual, si bombardeabas continuamente los oídos de las personas con melodías "suaves y acariciantes", justo en el límite de la percepción auditiva, estas se sentirían más relajadas y estarían más dispuestas a a cosas como esperar, comprar, o cualquier otra actividad deseable en un cliente.
En una sesíon de "lluvia de ideas" de algún coventículo de esta calaña, la idea se depuró sádicamente, sustituyendo eso de melodías "suaves y acariciantes" por "repetitivas y tediosas".
La tragedia se había iniciado.
De los siniestros laboratorios de diseño de la red mundial de publicidad comenzaron a salir remezclas, interpretaciones, partituras y grabaciones que iban a parar a establecimientos comerciales de todo el mundo donde, inadvertidamente, iban carcomiento el sistema nervioso de los indefensos oyentes, socavando sus defensas psicológicas.
Esto, por sí solo, ya sería una tragedia. Pero fué solo el principio.
Si solo hubiese sido eso, todavía podríamos habernos salvado. Durante los años ochenta, y probablemente apiadados por la crueldad de este sistema de tortura, el arma psicológica conocido popularmente como "música de ascensor" comenzó a hacerse cada vez menos popular. Hoy día solo unos pocos criminales insisten en su uso.
Pero cuando comenzó este desarme ya era tarde. Sin percibirlo, sin darnos cuenta, el daño ya estaba hecho.
Nadie podría haber imaginado las terribles ramificaciones del horror, ni probablemente nadie llegue a saber nunca cómo se hundió exactamente nuestra civilización. Pero, probablemente, el guión más probable sea parecido al que te describo ahora.
La música de ascensor no distingue víctimas. Mujeres, hombres, ancianos, niños, abogados, perros... Todos somos víctimas por igual. Incluso las embarazadas. incluso sus hijos nonatos.
Mujeres embarazadas, ignorantes del riesgo al que se exponían, recibieron dosis mortales de música de ascensor. Cuando sus hijos nacieron, ya portaban el estigma impreso en sus redes neuronales.
Hasta los noventa nada parecía indicar el peligro.
Los niños crecieron como niños normales, sin que nada mostrase que llevaban en ellos la semilla de apocalipsis.
Pero desde entonces ya han crecido y están entre nosotros. Comenzando el último asalto a la humanidad.
Están aquí, y lo está haciendo. Han recreado, desarrollado y depurado el mismo insidioso arma que les hizo ser lo que son.
Esos niños son ahora compositores de Chill Out.
El fín está cerca.