La música no es solo armonía. A veces también es enfrentamiento. O eso pasa, al menos, en el cine.
Aquí tienes una pequeña selección de enfrentamientos musicales de la gran pantalla:
Deliverance (1972)
El que probablemente sea le duelo musical más famoso del cine de todos los tiempos, imitado e imitado hasta la saciedad, enfrenta a Ronny Cox con un pequeño "redneck" y su banjo.
Electric Dreams (1984)
El clásico trío chico / chica / ordenador (bueno, quizás no tan clásico) comienza cuando un ordenador de sobremesa deviene inteligente al derramar sobre él una copa de champán (en los ochenta esas cosas podían pasar), y llega al clímax en este fantástico dueto para violonchelo y sintetizador de onda...
Crossroads (1986)
El alumno más aventajado del profesor miyagi cambia el kimono por guitarra para reinterpretar un clásico mito del blues: El duelo musical contra el diablo.
Bu neng shuo de mi mi (2007)
Dos chinos, dos pianos, un duelo. Si esto fuera uno de esos programas de televisión de vídeos caseros, asistiríamos a crueles, humillantes, y dolorosas pruebas inimaginables. Por esta vez, solo hay arpegios y escalas.
Leadbelly (1976)
Guitarra de 6 cuerdas contra guitarra de doce cuerdas.
(Los de Youtube han retirado este vídeo y no he encontrado sustituto, a joderse tocan)
La leggenda del pianista sull'oceano (1998)
El más largo de los duelos del post de hoy (como no podría ser de otro modo, en una película que trata sobre un pianista un tanto maníaco), viene dividido en dos vídeos. Cuando un pianista se juega su territorio, hace lo que sea... lo mismo que cuando no encuentra un encendedor.
(Primera parte)
(segunda parte)
Y, a todo esto, no nos hemos metido en el género musical propiamente dicho. Como la lista podría ser bastante larga, vayamos sólo con un par de ejemplos:
West Side Story (1961)
América que sí, américa que no. Y lo mejor es que son inmigrantes americanos en américa, que discuten si es mejor quedarse en américa o regresar a américa...
Shock Treatment (1981)
Psicoanálisis musical, y un poquito glam. Cualquier cosa.
Mes: 3.
Día: 14.
Hora: 1.
Minuto: 59.
Segundo: 26.
...
¿3.1415926...?
¡Feliz día de Pi!
El otro día, en "¿Seguir pagando la hipoteca?", fernand0 reunía una serie de referencias (de los USA) en las que la respuesta tendía a ser "no".
La idea (muy resumida) viene a ser que, ya que el banco te va a embargar de todos modos, mejor es dejar de pagar directamente, y aprovechar el dinero en otros menesteres.
Añadía fernand0, muy razonablemente, que las cosas por aquí funcionan de manera algo distinta, y puede que no sea aplicable (para más detalles te remito al enlace de arriba).
Pero el caso es que, por aquí, y dependiendo de las circunstancias concretas de cada uno, es posible que también lo más racional sea dejar de pagar la hipoteca. O, como mínimo, adelantarse al banco e intentar vender uno mismo antes, para así salvar lo que se pueda. O algo parecido.
Lo que pasa es que las personas, a menudo, tendemos a ser bastante menos racionales que eso.
Verás: Compré la casa donde vivo a una inmobiliaria que, por lo visto, la había conseguido a buen precio del embargo de un banco. La primera vez que fui a verla aún tenía todos los muebles, los cuadros, los objetos decorativos, la ropa en los armarios. Había incluso platos en la mesa. lo único extraño que se notaba era la marca en la pared donde había estado colgada la jaula de un pájaro.
Había ido a ver un piso para vivir en él, pero yo me sentía un invasor en casa de otro.
Un día llegó un tipo con una orden, sacó a esa gente y su jaula para pájaros de su casa, y cambió la cerradura. Los platos quedaron en la mesa.
En una situación así te preguntas muchas cosas (aparte de si es moral comprar una casa obtenida en esas condiciones): ¿Cómo llegaron a eso? ¿Cómo no actuaron racionalmente y vendieron ellos la casa antes de que el banco se la quitara?
No conozco, evidentemente, las circunstancias reales de esas personas (y hay realmente muchas posibles opciones), pero puedo aportar una idea:
A menudo, las personas no somos demasiado racionales.
El típico tipo que compra un piso como inversión, por ejemplo, puede ser más listo o más tonto, hará mejor o peor negocio, pero está en disposición de actuar racionalmente.
Después de todo, para él ese piso es una especie de cheque (pero en sólido): es intercambiable por dinero de curso legal. Si vienen "vacas flacas" venderá o nó en función de la rentabilidad que le vea al negocio. Simplemente está cambiando una clase de moneda por otra clase de moneda.
Pero hay gente que compra ese mismo piso como vivienda. Y las "viviendas" tienen una tendencia irrefrenable a convertirse en "hogares".
Ves películas en el sofá, o crías hijos allí, o tropiezas con la puerta que se atranca, o viene tu familia de visita, o te echas un polvo en la cocina, o montas una fiesta sorpresa para un amigo, o encuentras bajo el armario las fotos que se perdieron...
Lloras, ríes, te asustas, disfrutas, te preocupas, recuerdas, te alegras; y haces todo eso allí, en tu hogar.
Hay gente de espíritu nómada que, al parecer, es inmune a esa sensación. Pero, en general, cuando haces todo eso, ya no puedes ser tan racional como el "inversor". Y si vienen las dichosas "vacas flacas" no eres capaz de pensar como él. Porque ya no estamos hablando de dinero.
Cuando la cosa se pone fea tratas de usar todas las armas y herramientas que tengas (y conozcas, que eso también influye mucho a veces) para conservar tu hogar. Y cuando se te acaban los recursos te agarras a la esperanza (que es tenaz, tozuda e irracional). Y cuando también se te acaba la esperanza aún te queda tu desesperación.
Y un día llega un tipo con una orden y una cerradura nueva, y tú tienes que irte con tu jaula para pájaros.
Puede que no sea una actitud racional, pero yo diría que es bastante humana.
"Entropa" es una gran escultura (unos 16 x 16 metros) diseñada por el artista checo David Cerný para celebrar la presidencia del Consejo de la Unión Europea por parte de Checoslovaquia.
Se trata de una especie de colección irónica de clichés y "tipismos" nacionales, en forma de modelo para armar, en la que cada país se asocia a algún estereotipo.
Alemania, por ejemplo, aparece cubierta de autopistas; Italia es un campo de fútbol; y en Rumanía puede verse el castillo de Drácula, imitando un parque de atracciones.
¿Y España?
España se muestra como un país enteramente cubierto de cemento, decorado con una pequeña hormigonera:
"Cría fama, y échate a dormir", que dicen.
La imagen de arriba está extraída de un original de Daniela Cervova
Vistos los antecedentes, había motivos para sospechar de una película basada en un cómic de Allan Moore.
"From Hell" o "V de Vendetta", simplemente, fueron excusas para contar historias distintas a aquellas en las que se suponía que estaban basadas, independientemente de si eran buenas o malas películas.
La liga de los hombres extraordinarios es simple basura cinematográfica desde cualquier punto de vista.
Con Watchmen nos arriesgábamos a algo parecido. Es una historia compleja que no resulta fácil de narrar, sobre todo dado el afán "simplificador" al que tiende el cine comercial hoy día. Y es una historia en tonos de gris, donde no hay "buenos" o "malos". La película resultante podría haber sido una memorable porquería.
Pero, sorprendentemente, Watchmen es una buena adaptación, conserva el espíritu de la obra original, y es una buena película con una buena narrativa.
Para los que conocen el cómic: No acaba igual, pero no te asustes (y no puedo decir nada más, para no joderte el final); hay escenas omitidas por exigencias de la narración, pero no desmerecen el resultado; tiene montones de escenas prácticamente calcadas de sus correspondientes viñetas; y, lo que es más importante, no traiciona el espíritu de la obra original.
Probablemente, si te pones en plan gafapasta, podrás quejarte de infinidad de detalles. Pero no creo que las posibles quejas estén realmente justificadas.
Para los que no conocen el cómic: Es una buena película que cuenta una buena historia, y la cuenta bién. El guión es coherente (parece mentira que eso sea tan raro en el cine) e interesante y la narración fluye sin saltos extraños ni agujeros lógicos. Visualmente es una delicia (a pesar del excesivo gusto del director por las coreografías de pelea complejas y muy violentas) y la música está bien escogida y encaja a la perfección.
No es una película de superhéroes, no es un film para niños ni una "película familiar". No han hecho excesivas concesiones al mercado (aunque es obvio que han reservado parte del material más "friki" para la versión extendida), no han cedido al papanatismo simplista de lo comercial y no han puesto o quitado personajes que hagan la historia mas vendible.
En resumen: Watchmen mola.