Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Software Freedom Day

Este post se publica simultáneamente en Psicofonías y en el blog de la Oficina de Software Libre de la Universidad de Granada.

Mañana es el día de la libertad del software.

Aunque es una celebración con más espíritu lúdico que "académico", por todo el mundo se llevarán a cabo montones de actividades, conferencias, mesas redondas, debates...

Entre esos actos, tienes el que organiza la Oficina de Software Libre de la Universidad de Granada, al que está invitado todo el que quiera pasarse por la ETSII de 10:00 a 2:00 de la mañana (Aquí tienes el programa).

En la mayoría de ellos, se podrá ver a montón de gente mostrando lo bueno que es y lo bien que funcionan distintos programas libres, otros que ha convertido esto del software libre en un negocio o una profesión, junto con los inevitables discursos de las autoridades pertinentes en cada caso diciendo que esto del SL es una cosa maravillosa y que viene genial para la economía ahora que tenemos la crisis y eso.

Y, bueno, todo eso está muy bien y, además, seguramente es cierto.

Pero, me pregunto ¿Y si no fuera tan rentable o tan buen negocio?

¿Dejaría de ser importante esto del Software libre?

Y es que esto del software libre parece una cosa muy moderna y que ahora está de moda, pero en realidad es tan antiguo como la informática, o incluso mucho más.

Porque, para empezar, el software nació libre.

Al principio, la gente escribía programas, y se los pasaba a otra gente que los modificaba y se los pasaban a otros...

¿Cómo iba a ser de otro modo? ¿Para qué me sirve esconder un programa y quedarmelo sólo para mí? Crear un programa puede ser mucho trabajo (y por eso es mejor compartirlo y que te ayuden), pero una vez hecho ese trabajo, hacer una copia para otra persona es virtualmente gratis en tiempo, esfuerzo y dinero.

Pasó bastante tiempo antes de que a alguien se le ocurriera que se podía vender un programa informático. Y cuando lo hizo, seguramente la gente que tenía alrededor le diría algo como "Pero si son sólo bits, cualquiera puede copiarlos o rehacerlos. ¿Cómo vas a vender eso?".

Para que el negocio funcionase tenían que entrar de por medio la justicia, los abogados y es clase de gente. Si las leyes de la naturaleza hacían que copiar software fuera tan fácil, se usarían las leyes humanas para impedirlo.

Y ahora nos encontramos en la paradójica situación de que tenemos que organizar un movimiento del software libre para reclamar algo que ya teníamos hace mucho tiempo.

Se puede adornar con toda la palabrería que quieras, pero la filosofía que subyace al movimiento del Software libre es muy simple, y se puede resumir en un derecho y un deber.

El derecho es el que todos tenemos a aprender y hacer uso del conocimiento de los demás.

Y el deber es su contrapartida, el de aportar nuestro conocimiento en beneficio de los otros.

Esta filosofía es mucho más antigua que el movimiento del Software libre, mucho más antigua que el propio Software.

Se trata de una filosofía que es, al menos, tan antigua como la Civilización (así, con mayúsculas). Porque es la misma base que hace posible la Civilización.

Cada día, a cada instante, disfrutamos del derecho de de disfrutar, utilizar y aprender de todo el conocimiento acumulado de generaciones de personas.

Y en cada momento de nuestra vida tenemos el deber de retornar, enriquecido y ampliado en la medida de la capacidad de cada uno, ese conocimiento para disfrute, uso y aprendizaje de los demás.

Y esto es, al fin y al cabo, lo que pide el movimiento del software libre.

No es economía, ni negocio, ni moda, ni nada de eso.

Es sólo la Civilización.

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