Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Disculpas

Esta tarde me "jactaba" en el blog de Carlos Luna de lo estupendo que era el filtro anti-spam de los comentarios de este blog.

Justo después me he dicho "Hace mucho que no lo revisas" y he ido a darle un vistazo y comprobar que todo funcionaba correctamente.

Y lo hacía.

Hasta que, accidentalmente, he borrado manualmente los comentarios de los últimos tres días.

Por muy bien que un programa pueda funcionar, nada te asegura contra un usuario torpe.

Pido disculpas humildemente.

Casi un millar de vidas

Últimamente, parece que me ha dado por escribir cuentos. Supongo que es una especie de "fase" o algo así.

¡Dios santo! ¡Son casi un millar! ¿Está diciéndome que morirán todos?

El suministro eléctrico hacía minutos que había fallado, y más de la mitad de los generadores de emergencia no respondían. El director del hospital, sentado tras su amplio escritorio, trataba de pensar racionalmente en medio de todo aquel caos.

-¿El resto de pacientes han sido trasladados a áreas con suministro?

-Sí. -respondió el técnico de mantenimiento estudiando sus notas- Afortunadamente, el fallo se ha dado principalmente en los laboratorios. Un par de quirófanos se han visto afectados, pero no eran operaciones graves. Las máquinas de diálisis tienen su propio sistema de alimentación independiente. Una de las salas de observación ha fallado, pero había sitio en las otras tres y no ha habido mayores dificultades. Ha habido problemas en otras secciones, pero sólo en esa tenemos algo realmente grave. Como usted bien sabe, no podemos desplazar a esos pacientes.

El director pensaba con todas sus fuerzas. Debía haber alguna forma de reponer el suministro en esa sección, de salvar esos pacientes. Una idea cruzó su mente, iluminando su rostro.

-¿No podríamos desviar la energía desde otra sala?

-Es posible que... -El técnico comenzó a desplegar un plano sobre el escritorio. Cuando el director vio que trataba cuidadosamente de hacerse un espacio sobre la mesa, barrió toda la superficie con su brazo, arrojando al suelo una lluvia de clips, bolígrafos, pisapapeles y documentos.

- Podríamos cortar aquí y aquí -Decía el técnico mientras iba señalando puntos sobre el plano- y desde aquí traer una línea por esta pared... Habría que hacer un agujero, claro... Pero tenemos el suficiente cable si partimos de esta toma...

Mientras escuchaba, el director seguía contando los minutos mentalmente. -¡No importa la pared! ¿Puede hacerse o no?

-Sí, creo que podemos, pero eso dejaría esta otra sala sin suministro.

El director miró el lugar que señalaba. -¡Pero eso son las incubadoras!

-Sí, me temo que no podemos hacerlo desde otro sitio.

-¿Podríamos conectar esas seis incubadoras en algún otro lugar?

-Imposible. Están fijas y son demasiado grandes. Ese modelo no puede desplazarse.

-Hay media docena de niños allí ¡Morirán!

La voz del técnico temblaba cuando respondió -Señor, yo no puedo hacer nada más. Bien sabe Dios que no quiero esa responsabilidad. La decisión está en sus manos.

Demasiado a menudo, un director de hospital tiene que tomar decisiones duras, que marcan la línea entre la vida y la muerte. Pero ahora eran niños. Seis niños prematuros que morirían si desviaban el suministro. Pero, si no lo hacían, serían muchos cientos, casi un millar de vidas inocentes.

-Está bien. Háganlo.

Cuando el técnico salió, el director se derrumbó sobre su escritorio. Sabía que había tomado la decisión correcta: Seis vidas a cambio de casi un millar. Pero también sabía que la culpa que sentía ahora no le abandonaría jamás.

Cuando le informaron de que habían efectuado la conexión, y como una especie de acto de expiación, se obligó a sí mismo a bajar a la sala de incubadoras, a acompañar a aquellos niños en sus últimos minutos.

Se deshizo de las enfermeras que trataban inútilmente de ayudar en algo y entró solo.

La sala estaba completamente a oscuras. Algunos de los niños que tenían suficientes fuerzas habían comenzado a llorar, arrastrando a otros a acompañarles en un coro demencial.

El director permanecía allí, entre ellos, llorando con ellos.

Esperó mientras los llantos de los niños se iban acallando en un silencio de muerte, hasta que sólo se escuchaba el suyo, y salió.

Probablemente está sería la decisión más dura de toda su vida, pero sabía que había hecho lo correcto.

Secándose las lágrimas, caminó hasta la sala de al lado, huyendo de la visión de la muerte y buscando ánimos en las vidas que había salvado.

Cuando entró, sus dudas desaparecieron como por ensalmo al contemplar su obra.

Frente a él, y gracias a la energía sustraída a las incubadoras, un frigorífico mantenía con vida casi un millar de óvulos fecundados. Casi un millar de inocentes salvados por el sacrificio de sólo seis.

Casi un millar de vidas.

Esta (en mi opinión) terrorífica historia está inspirada, claro está, en la Conferencia Episcopal Española.

Cronoviaje

La revista People tituló su número de abril de 2276 "Karolyn Netter: ¿Mayor genio de la historia o estúpida rubia de bote?"

La cultura popular lleva casi diez años discutiendo la respuesta.

Desde niña, la doctora Netter vivió con el estigma de la "chica guapa pero tonta". Al parecer, es difícil ser atractiva y llevar adelante cuatro carreras simultáneas. Pero lo hizo.

Supongo que, cuando consiguió su primer premio Nobel (si, tiene dos, como Madam Curie), pensó que se había librado de todo ello.

Despues de todo, una persona que ha reconstruido de arriba abajo casi cuatrocientos años de física, merece cierto respeto.

Todo el mundo cree conocer, aunque sea superficialmente, las bases teóricas del viaje en el tiempo. Cualquier crío de escuela recita lo de que "un positrón no es mas que un electrón viajando atrás en el tiempo" (lo cual dicho sea de paso, no es exactamente cierto, y afecta muy poco a nuestro modo de desplazarnos en el espacio-tiempo) y, cada vez que un físico menciona el "enlace taquiónico", sale algún listillo diciendo que, en realidad, los taquiones no existen, que es sólo una forma de hablar.

Los filósofos, escritores, historiadores psicólogos y pedantes de todo tipo se sienten autorizados a divagar sobre los problemas de la causalidad o las paradojas temporales y a alertarnos sobre tipos de opereta obsesionados con matar antepasados o cambiar la hsitoria.

Por supuesto, desde que la doctora Karolyn Netter desarrolló toda la formulación del desenlace contraparadójico y la cronocensura cósmica, cualquier persona realmente informada sabes que todo eso son paparruchas y cuentos de vieja.

Viajar en el tiempo es el mayor logro científico y tecnológico de nuestro siglo XXIII, y no es tarea fácil.

Para empezar, tenemos el consumo de energía. Hacen falta cantidades ingentes de energía para adelantar o atrasar unos pocos segundos. Y luego está el principio de conservación masa-energía.

Un objeto cronodesplazado desaparece de un punto en el espaciotiempo para aparecer en otro, eso está claro. Pero eso tiene consecuencias.

Para empezar, un crononauta pertrechado con el equipamiento estándar (incluida la ya clásica bicicleta) tiene una masa de, redondeando, unos cien kilos. Es algo menos, en realidad, pero contando el soporte vital, la bicicleta, el traje de impacto, los controles de paso-vector y toda la parafernalia, no está mal como redondeo.

Cuando mandamos a ese crononauta a otro momento, tenemos un repentino déficit de masa de esos cien kilos, que debe ser compensado. Porque las leyes de la física son implacables, y la masa-energía no se crea ni se destruye. No pueden faltar repentinamente cien kilos en la contabilidad cósmica. Y el Universo lo compensa.

De modo que esos cien kilos que se han marchado "reaparecen" en forma de radiación ultravioleta. Y, como atestigua el cráter que hay en lo que antaño fue el centro de Ciudad de México, el equivalente en radiación ultravioleta a cien kilos de masa es una explosión realmente grande.

Pero la cosa no acaba ahí.

Porque el cornonauta, con sus cien kilos de masa, aparece en algún momento y lugar. Y al universo le sobran cien kilos. Justo al revés que en lugar de donde partió.

De pronto, en un volumen esférico (de radio variable pero bastante amplio) centrado en nuestro crononauta, la temperatura desciende a un valor insensiblemente cercano al cero absoluto. Todo, incluido el aire, se congela y cristaliza. No hay sistema de soporte vital que resista eso.

Esto tiene otra consecuencia y es que la entropía en la zona disminuye mucho, y muy rápido. Lo cual también va contra la contabilidad cósmica.

Existe cierto riesgo teórico de que la bajada de entropía se compense con una singularidad gravitatoria en el centro de masas del crononauta (lo que no sería agradable para él, en caso de que pudiera sobrevivir a la congelación) pero, afortunadamente, la propia física de las cosas compensa la bajada de entropía por sí misma.

¿Que es lo que ocurre? Ocurre que el aire (y todo) se ha congelado y precipitado, y ha dejado un buen volumen de vacío absoluto, pero rodeado de una atmósfera a presión normal. Evidentemente, la atmósfera colapsa sobre el hueco en una implosión bastante espectacular (en ciertas condiciones el impacto puede ser supersónico), mientras que se sigue enfriando (al entrar en el área de cero-grados-kelvin) y acaba creando una zona de inestabilidad climática del tamaño de un país pequeño. Esto es lo que compensa (con creces) el descenso de entropía de la llegada. Hay quien dice (aunque no es una teoría demasiado aceptada) que al menos una de las glaciaciones se originó a causa de un cronoviaje accidentado (El que no sepamos de ese viaje no significa nada, porque puede ser un accidente aún por ocurrir).

Si el crononauta hubiese sobrevivido (lo que no puede ocurrir) y las instalaciones de partida aún existiesen (recuerda el crater), el viaje de vuelta sería exactamente igual (da igual viajar al pasado o al futuro, los problemas son los mismos).

Vale, estarás pensando. Pero todo el mundo sabe que los viajes en el tiempo son posibles ¿Cómo resolvemos todo esto hoy en día?

Gracias al famoso compensador de paso-vector taquiónico. El chisme que hizo a la doctora Karolyn Netter (la "estúpida rubia de bote") merecedora de su segundo premio Nobel.

La física implicada es compleja pero, básicamente, lo que hace este sistema es hacer dos viajes en el tiempo "simultáneamente". Uno de ida, y otro de vuelta.

Mientras se lanzan los cien kilos de crononauta al futuro o al pasado, se traen del exacto punto de destino otros cien kilos al presente. De este modo, la contabilidad cuadra y no hay explosiones ni desastres. Cuando el viajero retorna, se hace otra vez lo mismo. Entenderás que "simultáneo" es un concepto escurridizo, cuando se habla de viajes en el tiempo.

Por supuesto, las masas tienen que estar perfectamente ajustada, y el enlace taquiónico entre pares no-causales que se usa para ello es lo que revolucionó la física en la segunda mitad de nuestro siglo.

Incluso teniendo todo bien ajustado mas allá del femtogramo y el tiempo de plank, la llegada no deja de ser agitada. Aunque traigamos la masa exacta del punto de destino, una buena parte de ella es solo aire, que ocupa un volumen mayor que el crononauta. Lo que sigue provocando una zona de vacío y una implosión atmosférica. Por eso es necesario el traje de impacto.

Todos estos problemas los resolvió, prácticamente sola y entre el desprecio de sus colegas, la Doctora Netter. No está mal para una "estúpida rubia de bote". ¿Verdad?

Era lógico que ella misma hiciera el primer viaje en el tiempo, demostrando así a todo el mundo sus posibilidades. Su equipo barajó diversas opciones.

Viajar al futuro en busca de vacunas o curas milagrosas fue descartado bastante pronto. Nadie había visto el futuro (de hecho, ni siquiera sabían si existía), de modo que verlo no demostraría nada.

Se pensó tambien en viajar en busca de un profeta como Cristo, Mahoma o Smith, pero el riesgo de incomodar a las religiones les hizo abandonar la idea.

Se mencionaron un sinnúmero de ideas, pero la doctora Netter tenía la última palabra y ya había tomado su decisión.

El seis de septiembre de 2275, La doctora Karolyn Netter empleó una cantidad de energía equivalente al consumo mensual de una ciudad pequeña para viajar a algún momento entre finales del siglo XX y principios de XXI, llevando en señal de buena voluntad una botella de lejía, para que pudieran lavar más blanco.

¿Mayor genio de la historia o estúpida rubia de bote? Llevamos casi diez años discutiendo la respuesta.

Lejía del futuro

Notas:

Esto es un ridículo y predecible chiste basado en un absurdo anuncio televisivo de lejía.

Tonterías aparte, he tratado de que la física de este cuento sea, al menos, coherente.

He obtenido la foto de la tipa del anuncio en este foro.

Aunque en dicha foto se vea la marca de la lejía en cuestión, a mí no me han pagado nada (aunque si lo hacen, tampoco me quejaré).

Le dedico el post a Marguita, por lo que dicen de las rubias.

Ada Lovelace Day

Augusta Ada Byron, condesa de Lovelace

Sólo una nota rápida, que ando un poco liadete:

Me entero por el pez que hoy es el día de Ada Lovelace (celebración no oficial, claro).

Como, personalmente, le tengo cierto cariño al personaje y a lo que significa, me apunto las celebraciones y me tomaré algo a su salud hoy.

En este mismo momento...

...se podría decir de muchas maneras...

Brevemente

...el sol está cruzando el ecuador celeste.

O, más correctamente

...un plano imaginario que corte la tierra por el ecuador también cortará el sol (aunque no por su propio ecuador).

En lenguaje Técnico

...estamos en el equinoccio de primavera.

Con un poquito más de mística

...el sol acaba de entrar en la casa de aries.

O, sin tanta historia

...acaba de llegar la primavera.

Hala, a disfrutarla.

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