Ayer pasé la terde en cama, mientras mi cuerpo se debatÃa en un fiero combate contra un ejército de virus. Parece ser que en algún momento creÃ, equivocadamente, que me habÃa bajado la fiebre y escribà algo parecido a lo siguiente (he reeditado el texto, porque era un caos tanto en la sintaxis como en la semántica):
En el estrecho e indefinido espacio que la fiebre deja entre sueño y vigilia, he soñado con una máquina de movimiento contÃnuo (de primera especie, creo) de pesas desequilibradas, con una estética a lo "Sky Captain y el mundo del mañana".
Cuando me ha bajado la fiebre, ha dejado de funcionar. Lo que demuestra que no era un auténtico "perpetuum mobile", sino una máquina térmica de lo más normal que se alimentaba de la diferencia de temperatura entre mi fiebre y el entorno.
En ralidad, aún tengo algo de fiebre. Lo dejo aquà como ejemplo del efecto que el calor puede tener sobre las neuronas.