Te lo aseguro: he estado a punto de hacerlo:
Iba a escribir el mejor post que jamás se haya visto en la blogosfera. Iba a ser divertido sin caer en lo banal, interesante pero sin pedantería, educativo sin ser aburrido.
¡Que gran post iba a ser!
Estimularía la inteligencia y enardecería los sentimientos. Te lo aseguro: Nadie iba a poder leerlo sin que una sonrisa complice acudiera a sus labios, sin que una lágrima emocionada brotara de sus ojos. No podría leerse sin asientir con la cabeza inconscientemente.
Sería, además, inspirador. Los comentarios que se le añadiesen serían aún más inteligentes emocionantes y agudos que el propio post. Llamaría a otros blogeros a escribir sus propias perspectivas en sus bitácoras, provocaría hilos interminables de inteligentes interpretaciones en las news, la gente lo comentaría en las cafeterías, no se hablaría de otra cosa en las calles. Sería tal su éxito que, inauditamente, las televisones no osarían mancillarlo con su infecta verborrea.
Me tiemblan las manos solo de pensar lo maravilloso que iba a ser.
Su influencia se iba a extender por el mundo, como una gota purificadora sobre la noosfera. Ayudaría toda la humanidad a meditar y a replantearse la existencia, a olvidar lo superficial, a concentrarse en lo fundamental. Algún día, en el futuro, alguien señalaría acertadamente el momento de su publicación como el instante en que el mundo cambió y se hizo un poco mejor.
Ha faltado tan poco para lograr algo tan hermoso.
Porque, en el momento de escribirlo, yo no tenía nada que decir. De modo que no he escrito el mejor post de la historia.
Pero, si llego a hacerlo...
De pequeño, mi hermano y yo desayunabamos sendos "colacaos" antes de ir al colegio mientras, en la radio, se escuchaba el serial radiofónico "la saga de los porretas".
Mis recuerdos de los desayunos de mi infancia estarán por siempre sonorizados por la voz asmática del abuelo Segismundo.
Por las mañanas de mis veranos en Lanjarón, moscas madrugadoras jugaban a lo que quiera que sea que juegan las moscas, que básicamente consiste en dar vueltas en el aire unas en torno a las otras. La luz (que, como todo el mundo sabe, en las mañanas de verano es mucho más lenta de lo normal) se filtraba por una rendija en la ventana y proyectaba una imagen de cámara oscura sobre el techo. La imagen borrosa e invertida de la carretera era cruzada rápidamente por algún coche o, con más calma, por un viandante matutino con su burro.
Al rato, acababa entrando en escena un esperado chaval con una carretilla, gritando el conocido sonsonete "tooortibollooo" (que es una forma muy alpujarreña de decir "Tortas y bollos" a una potencial clientela ignorante de los peligros del colesterol).
Las mañanas de Lanjarón suenan a "tortibollo" con su particular e inolvidable entonación, y al zumbido de alguna mosca retozona.
De pequeño también tenía un gran camión de bomberos, hecho de lo que hoy se consideraría peligrosísima chapa metálica, lo suficientemente grande para que yo me pudiera encaramar sobre él. Tenía una larga escalera extensible y era rojo. Fabulosamente rojo.
Yo me arrastraba sobre la alfombra y hacía rodar mi gigantesco camión de bomberos (que, según las ocasiones, podia ser tanto eso como un tren o una nave espacial).
En mi memoria, la ventana del salón siempre proyecta un revitalizador abanico de brillante (y sospechosamente irreal) luz veraniega, en el que partículas de polvo se agitan en su mística danza browniana. Y, en el tocadiscos (que es un chisme parecido a un reproductor de CDs, pero con los discos más grandes, llamados "elepés", de vinilo negro brillante), suena Demis Roussos cantando "Adios, mi amor, adios" o "morir al lado de mi amor".
La banda sonora de mi infancia está firmemente anclada en un griego barbudo de inabarcable perímetro. Bién mirado, sería difícil tener un pasado con un referentes musicales de raíces más solidas que esas.
Para que te vayas metiendo en tema, te cuento la historia desde el principio:
Con respecto al software (y a la información en general) hay, al menos, dos posturas opuestas (vale, soy esquemático y parcial, pero es solo para que te hagas una idea):
La primera es la que promueven, en general, tipos como este. Y viene a decir que un programa es de quién lo escribe (o, más bién, de la empresa que paga a quién lo escribe) Que un libro es de su autor (en realidad, de la editorial), una cancion del cantante en cuestión (su discográfica).
A eso se le suele llamar defensa de los derechos de propiedad intelectual aunque, como te comentaré después, es un término incorrecto.
Y, por otro lado, tenemos a tipos como este. Lo que defienden ellos es lo contrario. A saber: Que el conocimiento, en un sentido amplio que incluye programas, canciones y recetas de cocina, no puede ser de nadie, sino de todos.
A esto se le llama defensa del software libre.
Me explico un poco más:
Supongamos que invento una receta de cocina para una tarta.
Los defensores de la propiedad dirán algo así como: Ya que te has dado el trabajo de inventar esa tarta tan deliciosa, tienes derecho a cobrar cada vez que alguien use tu receta o coma una tarta hecha con ella. Despues de todo, es TU receta.
Claro que tú, al hacer tu receta, deberás pagarle al tipo que inventó la tartera, al que se le ocurrió que del trigo se podía sacar harina, al inventor de tu horno, al descubridor del azucar, al que se le ocurrió hacer caramelo a partir de ella...
Los defensores del software libre dicen que nanay. Que el conocimiento es un bién común y que, por ejemplo, tú has podido inventar tu tarta basándote en lo que aprendieron otros antes que tú (ningún hombre es una isla, supongo) y que no puedes impedir el acceso de los demás a ese conocimiento.
Algunos se adhieren a cada uno de estos grupos por cuestiones ideológicas (es más justo que se haga así) y otros lo hacen por razones prácticas (es más eficiente hacerlo así).
En realidad no se está discutiendo la autoría ni la propiedad intelectual. Ninguno de los dos bandos defiende que puedan quiterte tu derecho a decir "Esta receta tan sabrosa la inventé yo", o que alguien pueda decir que la inventó él. Lo que se discute es el régimen de uso de esa receta. Por eso hablar de derechos de propiedad intelectual es incorrecto, y debería decirse derechos de explotación, pero no vamos a meternos en semántica a estas alturas.
Resulta que ahora Bill Gates (que, evidentemente, defiende la primera postura) acusa a los defensores del software libre de ser unos comunistas.
Entre otras cosas, dice esto:
Hay un nuevo tipo de comunistas, que bajo diversos disfraces quieren desembarazarse de lo que impulsa a los músicos, realizadores e inventores de informática a crear.
Lo de los "comunistas disfrazados" tiene un tufillo a macartismo bastante apolillado, pero no hay que subestimar su influencia en la mentalidad conservadora estadounidense. Recuerda que, aunque sea incoscientemente, para muchos "comunismo" es sinónimo de "Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas".
Esto ha provocado airadas críticas en unos, jocosos comentarios en otros y, en general, un tumulto bastante cosiderable.
La idea que suelen defender los comentaristas es que el software libre no es de izquierdas ni de derechas, sino que es un concepto transversal a estos: Es tanto defendido como atacado por personas de ambas ideologías.
Y, el caso es que yo, a grandes rasgos, estoy de acuerdo con Gates: Los defensores del software libre son, al menos en parte, unos comunistas.
Dice el Diccionario de la Real Academia:
Comunismo:1: Doctrina que propugna una organización social en que los bienes son propiedad común.
Que es una definición limitada pero, para el caso, nos vale.
Comunistas hay muchos y de muchas clases. Los hay que suelen defender un estado fuerte (Comunistas de Estado: Marxistas) y los hay que no quieren ningún estado (Comunistas libertarios: Anarquistas). Los hay nacionalistas o internacionalistas, o etnicos, o culturales...
Toda una gama de ideologías y puntos de vista distintos y, a menudo, opuestos. Solo hay una cosa que es común a todos: El régimen de propiedad que proponen.
¿Y en qué consiste el régimen de propiedad comunista? La propiedad que no es de nadie, si no de todos.
De modo que por muy capitalista liberalista FMIsta que pueda ser alguien, si defiende la propiedad común frente a la privada en algún ámbito, está siendo un comunista para ese ámbito.
Lo cual no quiere decir que vaya enarbolando banderas rojas por ahí, ni que tenga un retrato de Lenin sobre la cama, ni que prewtenda hacer la revolución. Que no es lo mismo, aunque Gates quiera colarnoslo por ahí...
Proudhom, uno de mis comunistas favoritos, diría en esta nueva versión:
"La propiedad intelectual es un robo!"
O marx y Engels:
"Un fantasma recorre Europa: el fantasma del software libre."
Por si te cabían dudas, si miras la licencia de este blog, verás que yo también soy uno de esos comunistas que tan peligrosos le parecen al Gates.
Verás. Es que me han quitado mis cuatro puntillos de PageRank.
No es que lo hayan bajado: Es que me han borrado completamente de la Base de Datos o algo de eso. Ya no tengo PageRank. Ni un poquito. Nada.
PageRank: No Aplicable. ¡Quiero mi PR!
Ya lo avisa JJ en su blog:
Ya hay (salvo error, omisión, retractación o modificación) fecha, hora y lugar para las I Granada XL+ Blogs.
El Sábado 22 de Enero de 2005 A.D. a las seis en punto de la tarde en la cafetería Mayerling, en la calle Alhamar (Esquina con Tejeiro).
La cafetería tiene, al fondo, unas escaleras que bajan a una sala algo más grande. Pues allí es. Abajo. Exacto.
Espero que el planillo de abajo te sirva de alguna alluda:

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