Es curioso. Los amigos a los que veo físicamente y que también tienen blogs (Campanilla, Arkangel, Bussy y Xanatos) estamos comenzando a adoptar una extraña costumbre, que es la que da título a este post.
A saber: Cuando sentimos necesidad de amenazarnos, acusarnos o lo que sea, decimos ¡A mi Blog vas!. Algo parecido a cuando, en el colegio, decías ¡A la Seño vas!. El caso es que no sé si esto es bueno, malo, o ni-lo-uno-ni-lo-otro, pero ahí queda eso.
Otro tema relacionado es el de, al menos a mí, me empieza a resultar dificil hacer o pensar algo sin que me plantee si voy a escribir sobre ello aquí.
Afortunadamente, No escribo la gran mayoría de esas cosas. Y, lo confieso, no llego a publicar muchas de las que escribo.
De todos modos, yo ya era un tipo raro antes de tener un blog.
Y más cosas curiosas. Resulta que hoy he descubierto que Circe (que es alguien que, de vez en cuando, honra este blog con sus agradables comentarios) tiene el suyo propio desde hace casi un mes.
La sensación es parecida a cuando descubres que esa persona con la que te cruzas en el autobús vive en la puerta de al lado.
A partir de ahora tiene un lugar asignado en la barrita de la izquierda de esta página.
Supongo que ahora Circe entra en la extraña categoría de los "Vecinos de Blog". Es esta una expresión que muchos (incluido yo) usamos, y yo no tengo demasiado claro lo que significa. Si, en Internet, "Todo está a un click de ratón". ¿Que demonios significa eso de vecinos?
Creo que JJ Merelo podría explicarlo en térninos de nodos de redes y esas cosas. Quizás se lo sugiera en algún comentario...
Acabo de caer en otro detalle: Ya no se trata de que piense en si debería decir algo en mi blog. Ahora incluso me planteo quién debería comentar ese algo en su blog.
Creo que necesito una cura de desintoxicación.
Este fín de semana lo pasaré con un grupo de buenos amigos alejado de cualquier ordenador, en un lugar donde ni tan siquiera llega la telefonía inalámbrica. Puede que sea una buena oportunidad para desengancharme de esta especie de adicción.
Si consigo dejar mi blogomanía, te lo comentaré en un artículo.
Un anochecer, estaba el Maestro Programador recogido en silenciosa meditación, mientras bebía cerveza de arroz y contemplaba las aguas del lago Han-Tzu.
Entonces, un aprendiz, azorado y con la preocupación en el rotro, se llegó ante el Maestro Programador y dijo así:
Mi Sabio Maestro. Estoy preocupado. He de trabajar para los Científicos en un programa de Astronomía que calculará las posiciones de los cuerpos celestes y las fases de la luna. Me han dado las fórmulas y los cálculos, y mi programa deberá aplicarlos para mostrar la armonía de los cielos.
A lo que el Mestro Programador respondió:
Joven Aprendiz: Ese es un hermoso trabajo. ¿Porqué habría de causarte preocupación? No veo nada en ello que deba asustarte.
Respondío el aprendiz:
Noble y respetado Maestro Programador: Yo no conozco los planetas, ni las estrellas. Y las fases de la luna son un misterio a mi saber. Es eso lo que me Asusta.
El Mestro Programador sonrió paternalmente, guardó silencio unos segundos, y respondió a su aprendiz:
Mira, mi inteligente aunque algo ignorante aprendiz: Contempla cómo la tranquila superficie del lago refleja nítidamente la cristalina imagen de la luna. Observa cómo cada estrella en el cielo tiene una hermana idéntica titilando sobre las oscuras aguas.
¿Sabe acaso el lago que debe reflejar la luz de los cielos?
¿Posee el lago los secretos de los Astrónomos?
¿Conoce las órbitas de los planetas?
No, joven programador. El lago, junto con el cielo, es uno con el Tao.
No te preguntes qué está calculando tu programa. solo escríbelo de modo que lo haga de la forma perfecta y en completa armonía con el Tao, y el programa será el perfecto reflejo de los cielos.
Primer artículo del año 2004.
Si, me he retrasado mucho.
Ya está. Ya se ha acabado la dichosa Navidad. He sido un buen ciudadano, y he participado como los demás en la Celebración del Consumo.
En Navidad recordamos que hace mucho tiempo se instauró la tradición de Comprar Compulsivamente Cosas que No Necesitas, la de Comprar Regalos Inútiles, la de Comer Mucho Más de lo que Te Apetece...
Es decir, hacer todo aquello que sirva para gastar mucho dinero.
Es lo que llamamos "Espíritu Navideño": Nos dedicamos con generosidad a mantener en buena marcha la economía.
Hay quién opina que eso de la Navidad es algo religioso o espiritual, y que tiene que ver con el amor o algo de eso. Evidentemente, los que dicen eso deben estar ciegos.
Para aquellos que esto le haya sabido a poco, ahora mismo empieza otra tradición del mismo tipo: Las Rebajas.
Las Rebajas tienen también su espíritu, y este consiste en comprar a un precio rebajado algo que de todos modos no habrias comprado.
Con el fin de la Navidad llega otra tradición: La del sentimiento de culpa por los atracones. Se le conoce como Culpabilidad Dieto-Inducida o Síndrome de "Tengo-que-adelgazar".
Muchas personas, casi todas mujeres, toman repentina consciencia de que (como decía en el primer párrafo) Han Comido Mucho Más de lo que Les Apetecía. Se pasan por la báscula cuando nadie mira, y deciden que deben adelgazar.
Por ejemplo, A. es una encantadora señorita que "ha engordado cuatro kilos". Si A. engordara otros cuatro más, empezaría a acercarse a sus proporciones estéticas ideales.
Pero no. A. ha decidido perder esos cuatro kilos.
A. se quejaba de que no salía en este blog. Pues ya ha salido. No estoy muy seguro de que le guste demasiado el contexto en el que sale, pero no se puede tener todo...
Además, está la tradición de los Propósitos de Año Nuevo. Yo mismo hice un par de ellos el 15 y el 16 del mes pasado.
Este año, parece que el propósito de moda es Dejar de Fumar. Lo que parece llevar como corolario Hacer que Dejen de Fumar los Demás. Lo que puede provocar más de un conflicto, como puede atestiguar el amigo Arkangel.
P.D: Como era de esperar, los Reyes Magos no me trajeron lo que yo quería. Aunque tengo que admitir que este año no he sido demasiado bueno.
Pub La Rocka, anoche.
Esta señorita, además de ser tan guapa como se puede apreciar, da de beber (cerveza) al sediento con caridad cristiana.
O sea, que es una joya.
El tipo con pinta de borracho que tiene la fortuna de recibir el beso soy yo.
Lo del beso es, desafortunadamente, solo para la foto. Es decir, que normalmente no me los dá. Además, lo hizo para que no se le viera la cara en la foto...
Como no podía ser menos, esta imagen se la dedico con todo el cariño a Xanatos / Megalechu / Lechu for President.
Debe ser por que estamos a finales de año y que eso nos hace más conscientes del paso del tiempo, pero parece que en estas fechas las horas son más tangibles, los días tienen más peso y los años son mucho más reales.
Digo esto porque el otro día padecí un ataque de pasado mientras estaba en el bar "La Marisma", esperando a V.
Esperar a V. es una ocupación bastante extendida entre mi grupo de amigos. No es que nos complazca especialmente (antes al contrario, personalmente detesto esperar a nadie), lo que ocurre es que V. parece disfrutar llegando tarde.
Como te decía: Mientras esperaba estudiando el paisanaje congregado en el bar, alguien se me acercó y me saludó. Era un viejo conocido que hacía años que no veía. Tras intercambiar saludos y los consabidos "¿qué ha sido de tu vida en estos años?", nos dimos cuenta para nuestro desasosiego que esos años habían abierto una brecha infranqueable: Simplemente, ya no teníamos ninguna referencia común. Eramos un par de extraños, de modo que, algo incómodos, nos despedimos con un par de frases asepticas y nos alejamos.
El caso es que más tarde, mientras seguía esperando, me encontré con otras cuatro personas que, en un momento u otro del pasado, habían tenido algo que ver conmigo. Hablé con alguna de ellas, saludé a otras y hubo a quién ni siquiera me acerqué.
Aunque parezca un lugar común: Joder. Como pasa el tiempo.
Y, siguiendo (más o menos) con el tema, ayer me sorprendí, sin ninguna razón concreta, recordando a Susana.
Con tu habitual agudeza, te habrás dado cuenta de que este es el primer nombre (salvando a aquellos que tienen web, blog y similares) que aparece completo, y no como una inicial.
Esta excepción es debida a que la tal Susana está tan absolutamente fuera de mi vida, que no hay posibilidad alguna de que traicione ninguna intimidad en absoluto. Al día de hoy, ella es solo ese nombre.
Verás: En la época en que yo era un adolescente estúpido, espinilloso y hormonalmente inestable, me enamoré perdidamente de Susana.
Ok. Con total seguridad fué algo "nada serio", el clásico enamoramiento infantil, pero eso a mí no me lo hacía menos auténtico.
El caso es que yo jamás le dije nada. Respiraba su perfume en el aire, adoraba una foto robada, escribía horripilantes poesías de amor y me sentía el protagonista de una tragedia romántica.
Si ella guarda algún recuerdo de mí (cosa bastante poco probable), será algo así como "El chaval aquel que andaba por allí".
Vale, tienes razón: Resulta bastante ridículo.
Dicen que si no actúas conforme a un sentimiento, es que este no era auténtico.
Seguramente es verdad, pero ayer me sorprendí, sin ninguna razón concreta, recordando a Susana.
Y me gustó lo que sentí.