Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Opinando sin censuras

Una de monjas

Supongamos que, vista la escasez de vocaciones, un convento de Clarisas decide lanzarse a la publicidad online, a ver si la cosa mejora.

Las monjitas (¿por qué las monjas casi siempre van en diminutivo)) diseñan sus banner, buscan algún bloguero solvente, de inteligencia preclara y probada rectitud, y le ofrecen pagarle a cambio de exhibir su propaganda.

Supongamos también (porque suponer es gratis) que el "bloguero solvente, de inteligencia preclara y probada rectitud" que acaban encontrando resulto ser yo mismo, y que llegamos a un acuerdo.

Firmamos nuestro contrato, pongo el anuncio en alguna esquinita, y las monjas pagan según las condiciones.

Naturalmente, sor María Encarnación de La Merced (la madre superiora y jefa del cotarro monjil) sabe qué clase de pozo de perversiones es esto del internet, por lo que hace constar en el contrato que, si yo pongo guarrerías, indecencias, irreverencias o contenidos contrarios a la recta moral en el blog, ellas se llevan su publicidad a otro sitio, porque no les interesa que su trabajado banner aparezca junto a dios sabe qué porquerías. Las monjas son muy suyas para estas cosas y no hay negociaciones: O firmas el contrato tal y como ellas lo han redactado, o puedes irte directamente. Como las lentejas.

La cosa es que lo de "guarrerías, indecencias, irreverencias o contenidos contrarios a la recta moral" es algo bastante subjetivo, y las monjas y yo acabamos teniendo un problema d interpretación cuando a mí me da por poner una imagen como la siguiente:

Dios del cabo Artemisio

No sé si es porque se trata de un ídolo pagano (es Zeus o, quizás, Poseidón), o porque se le puede ver el pene, o porque la postura les parece una parodia de su propio dios, pero el caso es que las monjas consideran que esta imagen viola las condiciones de nuestro contrato y me dicen: "O quitas esa porquería o quitamos nuestra publicidad, pero esto así no puede seguir". No creo que la imagen tenga nada de malo, pero el contrato lo redactaron ellas.

Ahora yo puedo hacer varias cosas:

  • Decidir que mi integridad vale más que su dinero, y mantener el post renunciado a esa publicidad.
  • Razonar que un dios griego no va a pagarme la hipoteca, y quitar la foto.
  • Intentar convencer a las monjas de mi punto de vista.
  • Llegar a un punto intermedio (quizás pintándole unos calzoncillos a Zeus).
  • Meterme en asuntos de abogados y discutir si el contrato es válido y si realmente lo he incumplido.
  • ...

Lo que no me parecería del todo correcto es afirmar que sor María Encarnación de La Merced pretende "censurar" mi blog.

Eso no es censura. No se me está impidiendo publicar nada. Simplemente me dicen que, si quiero trabajar para ellas (y es lo que hago, me guste o nó, al firmar su contrato), tengo que hacerlo en sus condiciones. Y si no me gusta, no hay dinero.

El convento de clarisas no es el ministerio de cultura ni una ONG por la libertad de expresión, no me pagan para que hable libremente, me pagan para que les haga publicidad. Si ellas consideran (acertada o erróneamente) que su "producto" pierde valor en esas condiciones, tienen todo el derecho (dentro de los límites del contrato) a largarse con su "inversión" a otro sitio.

Igual, pero con Google

Todo esto viene a que al blog "Mangas Verdes" le ha pasado algo parecido, Sólo que cambiando "Monjas" por "Google".

Los de "Mangas Verdes" tienen publicidad de Adsense (O sea: De Google) en su blog. Le sacarán mas o menos dinero y les irá mas o menos peor, pero están en su derecho de ponerla.

Lo malo es que las condiciones que google te obliga a cumplir son surrealistas. La prohibición de cosas como "contenido violento, intolerancia racial o críticas hacia un particular, grupo u organización" o "pornografía y contenido no apto para menores", por citar sólo las dos primeras de la lista, es ya de interpretación tan flexible, si no más, que las que yo atribuía a mis hipotéticas monjas.

Y en Mangas Verdes pusieron un vídeo de un anuncio (Para más coña, de youtube, que también es de Google) en el que unas señoras de formas redondeadas y escasa vestimenta publicitaban (de modo un tanto psicodélico) una marca de lavadoras o algo así. Cada cual pone en su blog lo que le da la gana.

Que existe una infinidad de personas perfectamente dispuestas a ofenderse por un anuncio así es indudable a la vista de otros ejemplos de mentes retorcidas. Que mi difunta abuela tenía más amplitud de miras que los ridículos promedios que el departamento de marketing de Google parece haber calculado es algo que tendrás que creerme.

De modo que los de Google le mandan un correo a Mangas Verdes diciendo lo que decían mis monjas: Que o quita esa guarrada, o no ponen su publicidad.

Se pueden decir muchas cosas de Google en este caso (Y probablemente ninguna sea buena) pero, al igual que mis monjas, no está coartando la libertad de expresión de nadie.

Que los de Google son perfectamente capaces de censurar (O cosas peores) no es algo que haya que ir a preguntarle a los Chinos. Que son una empresa que mira por sus intereses es de cajón.

Pero, en este caso, no están censurando nada.

Y no. Con la comparación no estoy diciendo que los de Google sean unas monjitas...
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