Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

No sólo de pan

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro.

(Federico García Lorca)

Agradeciendo libros

Al Fuckowski, por mandarme su libro "Fuckowski, memorias de un ingeniero". La cosa tuvo su gracia: Empezó escribiéndome en la línea de "me cago en la leche que te han dao" (pero en plan cachondeo, no me malinterpretes) porque me confundió, por mi verbo florido y lenguaje ocurrente, con una especie de troll que le dió la brasa hace tiempo. Y acabó mandándome por correo su libro. Me llegó el otro día (dedicado) y lo leí, de una sentada, esa misma noche.

Y al Kata, que tuvo la fortuna de encontrar en una librería de viejo el libro "Que difícil es ser dios" en la descatalogadísima edición de Acervo y, sabedor de que adoro a los Strugatski y no cediendo al justo y lógico impulso de quedarselo para sí (he de confesar que no creo que yo lo hubiera hecho en su lugar) me lo regaló (bajo la innecesaria promesa de presatarselo algún día).

Sí, ya lo sé: Tengo una suerte que no me la merezco.

Un alenígena en tu salón

Robert J. Sawyer

Descubro por RinzeWind que el autor de ciencia ficción Robert J. Sawyer tiene un blog (sí, el el tipo de la derecha), y de que ha publicado una curiosa mini-guía titulada What to do if an alien shows up in your living room, que significa algo así como "Qué hacer si un alenígena se presenta en tu salón".

Claro que, como Sawyer es canadiense, su post está en inglés. Y como el Rincewind es un tipo políglota y respetuoso con las fuentes, ha copiado el texto en su idioma original.

Personalmente, he preferido tirar de traductor automático y mi limitado sentido común para elaborar una traducción aproximada (disculpame los probables errores):

Primero, en las consagradas palabras de la Guía del Autostopista Galáctico: "No se asuste".

El Alienígena que hay ante ti evolucionó en algún otro sitio. Eso significa que su bioquímica no es como la de los organismos terrestres - así que no tienes que preocuparte de ser comido; no podría digerirte a ti más de lo que tú podrías digerir la arena.

Además, es aún menos probable que un alienígena te encuentre sexualmente atractivo de lo que podrías ser atraído por la vista de un calamar. De hecho, eres probablemente la cosa más terriblemente fea que ese alienígena ha visto jamás - por lo que tampoco hay necesidad de preocuparse por salvaguardar tu virtud.

Finalmente, recuerda que desplazarse entre planetas cuesta una cantidad ingente de energía, y dinero para los costes energéticos, en cualquier lugar del universo. No hay objeto material o recurso natural en la Tierra que al alienígena no le resultase más barato sintetizar en su lugar de origen en vez de venir a buscarlo aquí. La única razón para viajar entre los mundos es tener acceso a lo inmaterial: Otras culturas, otros puntos de vista, otras formas de arte.

De modo que relájate, pon un buen CD, y disponte tranquilamente a intentar comunicarte. El alienígena seguramente no utilizará un lenguaje hablado - podría usar una lengua de signos, patrones cambiantes de coloración de la piel, o cualquier otro entre incontables métodos. Pero el hecho de que vino aquí cuando nosotros no tenemos la tecnología para ir a su mundo significa que tiene una tecnología superior a la nuestra. El alienígena tendrá sin duda una pequeña computadora en su persona, que observará lo que haces y actuará traduciendo entre tus palabras habladas y el lenguaje del alienígena.

Acumula un vocabulario de sustantivos y verbos señalando cosas y mostrando acciones mientras dices las palabras apropiadas en voz alta. Sé cortés y paciente - aunque es cierto que el alienígena es el que está en una tierra extranjera, tú eres el Embajador de Buena Voluntad de todos nosotros. Haznos sentir orgullosos.

No me negarás que es una guía que conviene tener a mano...

Por cierto, me sumo a la recomendación de RinzeWind de que leas la novela de Sawyer "El experimento terminal".

La casa de Asterión

Puesto que no somos inmortales todo lo que decimos acerca de la muerte ha de ser, necesariamente, profético

Jorge Luis Borges: 23 de agosto de 1899 - 14 de junio de 1986.

Hoy se cumplen 20 años de su muerte.

Al contrario de aquello que te conté una vez, este relato sí es suyo. Sirva de homenaje:

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito *) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.

El hecho es que soy único. no me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.

Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. ( A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el del otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Esto no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.

Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá que me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba un vestigio de sangre.

- ¿Lo creerás, Ariadna? - dijo Teseo -. El minotauro apenas se defendió.

* El original dice catorce, pero sobran motivos para inferir que en boca de Asterión, ese adjetivo numeral vale por infinitos

El relato "La casa de Asterión" aparece en el libro "El Aleph" (1949), y yo lo he copiado (y editado algún detalle), a partir de Apocatastasis

El misterio de las hadas

Me hubiera gustado publicar esto ayer, coincidiendo con el aniversario de Doyle, pero no pude terminarlo a tiempo...

Ayer se cumplieron (y lo conmemoró google) 147 años del nacimiento de Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930).

Doyle es famoso por ser el padre literario de Sherlock Holmes, el más famoso detective de la historia de la literatura.

El profesor Challenger, otro personaje menos conocido de Doyle, representa, tras Verne y Welles, uno de los primeros ejemplos de ciencia ficción.

Entre 1887 y 1927, Holmes estivo involucrado en sesenta historias donde aplicaba sus infalibles dotes deductivas, agudo ingenio, y extensos conocimientos para desentrañar complicados misterios. Ningún engaño podía ofuscar la fría obsrvación de Holmes.

Tan perspicaz era el personaje, que a sus seguidores (que se cuentan por millones) suele resultarles chocante que el autor fuese víctima de una estafa que, a los ojos de hoy, se nos hace ridícula.

Confieso que tengo sólo dos libros de Doyle. El primero es "Las aventuras de Serlock Holmes", que agrupa doce de los primeros casos del detective.

El segundo, mucho más interesante y del que te voy a hablar hoy, es "El misterio de las hadas".

El libro

El día de Navidad de 1920, la revista "Strand Magazine", publicó un artículo, formado por Conan Doyle, en el daba cuenta del sorprendente hallazgo de unas fotografías de hadas y de la consiguiente investigación que él y Edward L. Gardner (el hombre) llevaron a cabo.

Gardner (Un hombre, según Doyle "[...] tranquilo, equilibrado, reservado, ni excéntrico ni iluminado.") era, al igual que el propio Doyle, un miembro de la Sociedad Teosófica (Una especie de "religión moderna" basada en el espiritismo) que, en una de las conferencias que daba sobre este tema, tuvo conocimiento de la existencia de las fotografías. Doyle, a su vez, supo del descubrimiento de Gardner por una amiga común y se puso en contacto con él para perdir más detalles.

De esta afortunada conjunción nació el que luego se conocería como " El caso de las hadas de Cottingley.

Al parecer, dos niñas (de diez y dieciseis años) de una pequeña ciudad del norte de inglaterra (en el artículo se ocultaban tanto sus nombres como el lugar, pero luego se sabría que se trataba de Frances Griffiths y Elsie Wright, de Cottingley) habían logrado fotografiar algunos de estos pequeños seres mágicos.

Frances junto a un Corro de hadas

El caso (y las fotos, claro) se hizo famoso, y tanto los detractores como los (algo más escasos) partidarios lanzaban sus argumentos desde las columnas de los periódicos.

Elsie con un Duende

La investigación, el artículo y el posterior debate sobre este asunto acabaron dando lugar al libro que te comento, y del que están extraídos todos los datos y citas de este post.

En el prefacio, Doyle se cubre las espaldas adviertiendo al lector que:

[...] Este realto no es un alegato de especialista presuadido de su autenticidad, sino una simple reunión de hechos cuya interpretación podrá aceptar o rechazar el lector [...]

Aunque, la verdad, él mismo estaba absolutamente persuadido de que todo era cierto, y lo demuestra continuamente en cada página.

Según Doyle, todas las pruebas apuntaban a la veracidad de los hechos: Las niñas y algunos familiares fueron entrevistadas primero por Gardner y luego por el propio Doyle, llegando a la conclusión de que eran gente honrada y educada. Las fotos fueron examinadas por expertos, que no pudieron encontrar evidencias de manipulación. Se dedicaron a la investigación sesiones de espiritismo que corroboraron los hechos. Se envió incluso a un experto clarividente que confirmó que también veía las hadas (Recuerda que Doyle era teósofo, por lo que no deben sorprendenrte el epiritista ni el clarividente). Se le dió otra cámara (con las placas selladas en secreto) a las niñas, que usaron para hacer nuevas fotos de hadas.

Frances con un Hada

Los indicios que podían apuntar en contra eran ignorados (supongo que, hasta cierto punto, inconscientemente) o incluso tranformados en argumentos a favor: El que las hadas parezcan "planas" y sin volumen, por ejemplo, se atribuye a la materia "ectoplásmica" de la que están hechas.

Sorprendentemente, una de las cosas que resultaron más sospechosas a los observadores fué que apareciera un hada coronada con un pequeño sombrero "a la parisién". Demasiado moderno y demasiado francés para un hada británica que se precie.

Elsie con un Hada

El caso produjo, como suele ocurrir, una reacción en cadena de personas en todo el mundo que afirmaban ver hadas. Decenas de personas enviaban cartas a Doyle (que también aparecen en el libro) para relatarle sus experiencias. Incluso se comenzó una taxonomía feérica que distinguía entre los "tipos nacionales" de las hadas.

Doyle culmina su libro con un estudio de las hadeas desde el punto de vista de la Teosofía.

En cualquier caso se trata de un libro interesante, que merece la pena leer.

Justificar (un poco) a Doyle

Sí, Doyle fué demasiado crédulo incluso desde el punto de vista de la mayoría de sus coetáneos. Metió la pata hasta el fondo y se ganó más burlas que honores. Pero, antes de reirnos de él deberíamos fijarnos en el contexto en el que ocurrieron las cosas.

A principios de los años 20 la fotografía era aún una técnica bastante nueva, y sólo muy recientemente se había convertido en algo accesible a los no profesionales. Hoy día asumimos que una foto puede ser retocada de cientos de formas distintas (aunque gente como Iker Jimenez se empeñe en recordarnos los crédulos son legión). De hecho, la mayoría de la gente, al ver una foto extraña, supone que ha sido manipulada. descubrimientos como la radioactividad y los rayos X habían calado en la mentalidad de la gente, y el que la fotografía captase "cosas invisibles" no se hacía demasiado extraño.

Y, para terminar, Doyle era teósofo. Creía firmemente que estamos rodeados de espíritus inmateriales, y que se comunican con nosotros a través de los mediums y esas cosas. Las hadas sólo son un pequeño paso que puede resultar coherente con el resto de sus creencias. Además, las fotografias de hadas podían servir como prueba "subsidiaria" en favor del espiritismo. Aunque Doyle se preocupa varias veces de advertir que el que el caso fuese una estafa no podía servir para rebatir al espiritismo, da la impresión de que trata de usar este caso como como "cabeza de puente" a favor de sus creencias teosóficas.

Recortes

No fué hasta muchos años más tarde, cuando ya el tema estaba bastante olvidado, que unas ancianas Frances y Elsie confesaron que todo había sido una broma.

Comenzó como una simple broma de niñas, fotografiando dibujos recortados. Cuando llegaron serios hombres adultos a investigar el asunto se asustaron, y no tuvieron más remedio que continuar con el engaño.

A pesar de todo, Frances Griffiths (la menor) insistió toda su vida en que aunque las fotos eran falsas, ella había visto las hadas.

Epílogo

Dicen que la historia y el destino se burlan de las pretensiones de los mortales, haciéndonos bromas crueles.

Mira este dibujo:

Ilustración de Princess Mary's Gift Book

Algunos indican el sospechoso parecido de esta ilustración con algunas de las hadas del "Corro de hadas (la primera foto de este post)", señalándolo como una posible fuente de la que las niñas copiaron los dibujos:

Comparativa entre hadas

La ilustración pertenece al libro "Princess Mary's Gift Book", una recopilación con cuentos y poemas infantiles de varios autores.

Uno de esos cuentos era "Bimbashi Joyce", de Sir Arthur Conan Doyle.

He sacado las fotos del dossier que puedes encontrar en la siempre interesante James Randi Educational Foundation. Si te interesan los temas "paranormales", deberías explorar su web.

El dibujo (y toda la información concerniente a él) del libro "Princess Mary's Gift Book" pertenece al completo artículo "Arthur Conan Doyle, Spiritualism, and Fairies" de Donald E. Simanek.

También puedes encontrar información adicional en la página web de Cottingley.

PPCMS 2022