Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Carta a una desconocida

No te diste cuenta de que yo estaba allí, en la misma terraza del mismo bar y una mesa más allá, porque tengo, para bién o para mal, el vulgar y aburrido aspecto de los que siempre pasan desapercibidos.

La verdad, Yo tampoco me habría fijado en tu presencia si no fuera porque estaba solo, esperando que llegaran mis "compañeros de cerveceo", y cuando espero me vuelvo cotilla (Yo prefiero llamarlo "antropología de bar", pero es cotilleo a fin y al cabo).

No soy médico ni dietista, así que no supe decidir en qué punto entre la delgadez y la muerte parecías estar. Tu amiga, en cualquier caso, me pareció un poco más cerca de la salud que tú. Sólo un poco.

En ese momento no me habría fijado en ello, como no me fijé entonces en tu ropa, tu peinado o tus gestos: Pese a lo que vosotros mismos podáis creer, todos los adolescentes de todas las épocas ha sido igualmente provocadores y ridículos, tan descarados como tímidos.

Pero sí vi lo que ocurrió al llegar la camarera a preguntaros qué queríais tomar.

Vi tu mirada de absoluto desprecio (Esa que algunos reservan para los insectos, y que los insectos no merecen), tu gesto de repugnancia, y tu actitud displicente hacia ella.

Y vi, cuando se marchó, como tu amiga y tú murmurabais con risas crueles, y pude escuchar de tus labios duros de niña esquelética la palabra "Gorda".

Sí. Sé que soy tan injusto contigo como tú lo fuiste con ella, y que te clasifico, describo y juzgo sin conocerte.

Seguramente eres una pobre niña enferma, que se mira al espejo y se desprecia. Y supongo que si te ves repugnantemente gorda a ti misma ¿Cómo verás a los que no padecen tu delgadez? Supongo que eres inconscientemente autodestructiva y que lo único que necesitas es consejo médico, mucho apoyo, cariño y ayuda para desarrollar tu autoestima herida.

Pero, y créeme que siento admitirlo, cuando la camarera regresó con vuestras copas y vi la cruel y dura frialdad de tus ojos al mirarla, no fue piedad por ti lo que sentí.

Y créeme, de verdad, que lo siento.

Pero no tengo, ni mucho menos, tan buen corazón.

PPCMS 2022