Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

A. en el hospital

A. está en el hospital. La misma A. de cuyo cumpleaños te hablé hace tiempo.

La han operado hoy mismo al medio día y la última noticia que temnemos es que está bién y bajo los efectos de la anestesia.

No te asustes: No era una operación grave ni compleja y esperaré a que ella misma cuente, si le apetece, los detalles.

Por otro lado conviene aprovechar este momento para informar de que sigue tan guapa como siempre, como atestigua la foto que cierra este artículo, y aún está sin novio ni similar compromiso.

Te recuerdo también que solicita un hombre guapo, rico, amable, simpático y que no sea informático.

Esta es una ocasión inmejorable: Acaba de pasar una revisión mecánica, y la han dejado como nueva.

La preciosa A. en el hospital

No tardes, preciosa: Nuestros desayunos no son lo mismo sin tí...

¿Ese soy yo?

Llevo varios días sin escribir nada, y no es porque no hayan pasado cosas. Es que me sentía especialmente trascendental y, en estos casos, es mejor que me calle.

El otro día, intentando (infructuosamente) redactar un artículo que fuera mas o menos coherente y medianamente interesante, estube bucando una referencia en otro anterior.

Como suele pasar con estas cosas, empecé a releer artículos antiguos y me surgió una terrible duda respecto a algunos de ellos: ¿Realmente yo he escrito eso?.

Seguramente yo sea la persona más adecuada para juzgar de qué hablan mis porpios escritos. Después de todo, yo estaba dentro de la cabeza que los elaboró. Además, a veces tiendo a ser demasiado hermético, supongo que con la esperanza de ser comprendido por quién realmente se siente como yo.

De modo que ahora veo esos viejos artículos de hace solo unos meses y creo entender a la persona que los escribió.

Pero esa persona no soy yo.

Y, la verdad, me alegro de no serlo.

Es sorprendente lo que puede cambiar alguien en tan poco tiempo. Y es terrorífico saber que entre esa persona y yo solo hay pequeñas diferencias de matiz, y que puedo volver a ser él en cualquier momento.

Lo malo de cuando me pongo trascendental es que me vuelvo tremendamente aburrido.

Harry Haller, el Lobo Estepario de Hesse, salió derrotado de su lucha interior en el Teatro Mágico por no saber reirse de esa misma lucha interior, de su propia gravedad, de sí mismo. Por tomarse demasiado en serio.

Ok. Me ha salido un artículo extraño, incoherente, incomprensible y deslavazado. Así se queda.

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