Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

Busque a un niño

Hasta un niño de cinco años sería capaz de entender esto!... Rápido, busque a un niño de cinco años, a mí me parece chino.

Groucho Marx (Sopa de Ganso - 1933)

Este Groucho tiene un humor genial.

El toque terapeutico es una de las muchas medicinas "alternativas" que circulan por ahí. Como suele ocurrir con estas cosas, no existe ningún experimento ni investigación que fundamente su utilidad, más allá de la propia creencia de sus defensores.

La idea de estos defensores es más o menos la que sigue:

Una persona convenientemente entrenada es capaz de sentir el aura de los pacientes con tan solo acercar sus manos a ellos, sin llegar a tocarlos, lo que les permite percibir qué males les aquejan.

Una vez detectada la enfermedad, solo hay que "transmitir" la energía del sanador al paciente para, manipulando este aura, curarle.

Supongo que, para que todo este dislate tuviera un mínimo de fundamento, habría que demostrar antes alguna cosilla como, por ejemplo, que existe el aura, que las enfermedades se reflejan en ella, que es percibible por el tacto, que se puede manipular y que esa manipulación puede ser curativa. Naturalmente, nada de esto está demostrado.

De hecho es algo bastante difícil de demostrar. Si un tipo te dice que una persona sensitiva puede percibir el aura y tú le pides pruebas, te responderá, probablemente, que tú no eres "sensitivo".

Y, sin embargo, en 1996, Emily Rosa diseñó un sencillo experimento para validar si, relamente, los practicantes del "toque terapeutico" detectan el aura o lo que sea.

El montaje era más o menos el siguiente:

Una mesa con sillas en lados opuestos, dividida por una pantalla compeltamente opaca con dos aberturas por las que intriducir las manos.

El "terapeuta" se sentaba en una de las sillas e introducía las manos por las aberturas (que se cubrían con una tela para evitar que pudiese ver el otro lado) con las palmas hacia arriba.

En la otra silla se colocaba Emily que, aleatoriamente (lanzaba una moneda) situaba su mano sobre una de las del "terapeuta", sin tocarlo. Este debía detectar el aura (o lo que sea) de Emily y decir si su mano estaba sobre su izquierda o su derecha.

Simple ¿Verdad?

Una persona que no detectase nada tendría una probabilidad, por simpe azar, del 50%. Para que los resultados fueran estadísticamente relevantes, se hicieron varias sesiones de pruebas con 16 "terapeutas" voluntarios.

¿El resultado? Un promedio de aciertos ligeramente menor al 50%. Allí nadie había detectado nada.

Emily Rosa se hizo bastante famosa por su trabajo: Fué invitada a repetir su experimento ante las cámaras de televisión y consiguió algunas becas y, lo que es más importante, publicar su investigación en la revista de referencia Journal of the American Medical Association.

El publicar en una revista como esta le sirvió también para aparecer en el libro Guiness de los records como la inverstigadora más joven que jamás ha publicado en una revista científica.

Supongo que Emily Rosa no podía imaginar donde iría a parar todo esto mientras efectuaba su experimento como un simple trabajo para la escuela en 1996, a la edad de nueve años.

Vale, son cuatro años más que el de la cita de Groucho. Pero la idea es la misma ¿no?
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