Lo primero es lo primero: Enhorabuena a Karmel, cuyo blog "AficionA2" cumple hoy un año. El primer año de vida es, al parecer, crítico en esto del bloguerío. No hay muchos que lo alcancen y, los que lo hacen, ya han pasado la parte más dura.
Pero, a lo que íbamos, sobre todo enhorabuena a tí.
A tí que lees este blog que, hoy, cumple dos años.
Si. Hoy hace dos años que empecé a escribir aquí. Daba la impresión entoces de que este iba a ser un "blog personal" más, como tantos otros, cargado de tonterías sin el menor interés. Y creo, a día de hoy, haber cumplido plenamente esas espectativas.
En estos dos años, con una aperioricidad y falta de seriedad patentes, he publicado 363 posts, casi uno cada dos días. No está tan mal, teniendo en cuenta que podría haber dedicado ese esfuerzo a algo útil.
En estos dos años, este blog ha recibido 3102 comentarios. Mucho de ellos bastante mejores que los posts a los que se referían.
En cuanto a mis relacciones con los vecinos, he puesto aquí un total de 864 enlaces a 711 sitios. Eso es un promedio de unos 2.4 enlaces por post. Según Technorati, a mí me han enlazado 742 veces desde 245 sitios distintos.
Hay una cantidad inabarcable de blogs mucho mejores y más intesantes que este, y eso ya se veía venir desde hace dos años. Por no decir la cantidad de cosas que podrías estar haciendo en este momento en lugar de estar sentado frente al monitor.
De modo que enhorabuena por tener la paciencia de, a pesar de todo, leer esto.
Y muchas gracias.
Hoy es domingo. Y los domingos no hay posts, que son para el asueto.
(La chica de la izquierda es obra de Alberto Vargas)
Como anoche aún estaba un poco tocado por el resfriado, me tocó quedarme en casa.
Y, para pasar un rato entretenido en casa, nada mejor que estrenar (Junto con Li, Campanilla y Opik: Unos pistoleros realmente duros.) el "Bang!", ese juego de cartas que tenía preparado esperando su momento.
Con todos los textos en inglés e italiano, como corresponde a un "spaghetti western", este juego de cartas no coleccionables es simple y bastante rápido (al contrario que, por ejemplo, el Munchkin, que a veces es insufriblemente largo...)
Pueden jugar de cuatro a siete jugadores (Mínimo: Un Sheriff, dos forajidos y un renegado) a partir de los doce años, y las reglas parecen promover el juego en equipo y las alinazas, aunque sean temporales.
El objetivo del juego para cada jugador depende del rol que le haya tocado:
La dificultad estriba en que, salvo el sheriff, todos los roles permanencen en secreto. De modo que no sabes exactamente a quién te estás enfrentando en cada momento.
Además de un rol, tienes un personaje (Calamity Jane o Billy el Niño, por ejemplo) cada uno con tres o cuatro "vidas" y alguna habilidad o capacidad especial, para darle más variedad al asunto.
Básicamente, el juego consiste en disparar a los oponentes (con la carta Bang!) que tengas al alcance de tus armas (la distancia se mide en función de la posición de los jugadores en la mesa), mientras evitas sus balas (con la carta Mancatto), y en tomarte una cerveza de vez en cuando para recuperar la salud.
Algunas cartas especiales (Saloon, los Indios, Dinamita, Barril...) le dan su poquito de variedad y un toque "spaghetti western" la mar de divertido.
Su principal defecto es que cuando mueres estás muerto (Algo bastante natural, por otro lado). Lo que significa que lo único que puedes hacer cuando mueres es esperar a que los demás acaben de jugar. Pero, al menos, como he te comentado más arriba, las partidas son bastante rápidas.
En defintiva: Un juego divertido (muy divertido) y con reglas fáciles, perfecto para "explicar y jugar", sin tener que pasar horas detallando el reglamento.
Mira tu oponente a los ojos mientras juegas la carta de "Duelo":
- Uno de los dos sobra en esta ciudad, Sheriff. Mañana al amanecer, frente al Saloon.
- Veremos quién es más rápido, forastero.
Dicen que es una Brassica oleracea (O sea, una coliflor). ¿No es preciosa?
Ayer pasé la terde en cama, mientras mi cuerpo se debatía en un fiero combate contra un ejército de virus. Parece ser que en algún momento creí, equivocadamente, que me había bajado la fiebre y escribí algo parecido a lo siguiente (he reeditado el texto, porque era un caos tanto en la sintaxis como en la semántica):
En el estrecho e indefinido espacio que la fiebre deja entre sueño y vigilia, he soñado con una máquina de movimiento contínuo (de primera especie, creo) de pesas desequilibradas, con una estética a lo "Sky Captain y el mundo del mañana".
Cuando me ha bajado la fiebre, ha dejado de funcionar. Lo que demuestra que no era un auténtico "perpetuum mobile", sino una máquina térmica de lo más normal que se alimentaba de la diferencia de temperatura entre mi fiebre y el entorno.
En ralidad, aún tengo algo de fiebre. Lo dejo aquí como ejemplo del efecto que el calor puede tener sobre las neuronas.