Psicofonías

(algo así como el blog de Psicobyte)

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A los cinco años me sentía todo un hombrecito. Ya era una persona sensata y me enfrentaba al mundo con otra perspectiva.

Cuando cumplí los diez me dí cuenta, desde mi madura perspectiva, de que aquel "Yo" de cinco años no era más que un crío ignorante. Esta vez sí: Ya era una persona sensata y me enfrentaba al mundo con otra perspectiva.

Al cumplir los quince descubrí que, hasta entonces, había mirado el mundo con ojos de niño y de que era hora de verla como un adulto. Esta vez sí: Ya era una persona sensata y me enfrentaba al mundo con otra perspectiva.

En mi vigésimo cumpleaños ya sabía que había estado equivocado y que, hasta ese momento, ho había sido el adulto que creía. Esta vez sí: Ya era una persona sensata y me enfrentaba al mundo con otra perspectiva.

Con los veinticinco vi claro que la madurez es algo que tarda en llegar, y ya había llegado. Esta vez sí: Ya era una persona sensata y me enfrentaba al mundo con otra perspectiva.

A los treinta supe que siempre me había engañado a mí mismo, y que ya era hora de ver la vida con objetividad y madurez. Esta vez sí: Ya era una persona sensata y me enfrentaba al mundo con otra perspectiva.

Pero, ahora que cumplo treinta y cinco soy consciente de que esta vez sí: Ya soy una persona sensata y me enfrento al mundo con otra perspectiva.

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